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Convención de los Derechos del Niño

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MARÍA JESÚS CONDESanto Domingo

Hoy se celebra el 25 aniversario de la Convención de los Derechos del Niño, y UNICEF se viste de fiesta en todo el mundo. Durante estos años, hemos trabajado para que todos los estados reconozcan los derechos fundamentales de los niños y las niñas y formulen políticas de infancia en favor de todos. Hoy podemos decir que en los 190 países y territorios donde UNICEF trabaja, los derechos de la niñez son incuestionables y forman parte de las agendas públicas. Para repasar los avances conseguidos en República Dominicana, hemos querido acompañarnos de Bienvenido Jiménez, un joven de 23 años, que nació el mismo año que el gobierno ratificó la Convención. Bienvenido participó desde niño en la iniciativa Ayuntamientos Juveniles e Infantiles (AJI) de UNICEF, en Azua, y ahora es miembro de la RedAJI, constituida por un grupo de jóvenes que una vez cumplidos los 18 años quisieron seguir apoyando este modelo de ciudadanía activa en todo el país. Comentamos algunos de los grandes hitos registrados a partir de los 90: el país se declaró libre de polio, sarampión, rubeola y comenzó una movilización sin precedentes de la Coalición de ONG por la Infancia y de funcionarios del gobierno y la justicia que, con el apoyo de UNICEF, concluiría con el Código para el Sistema de Protección y los Derechos Fundamentales de los Niños, Niñas y Adolescentes. El CONANI superó su función de prestador de servicios y, aunque no ha logrado deshacerse de ella, la Ley 136-03 le asignó el rol de dirección del Sistema Nacional de Protección y de rectoría de las políticas de infancia. Comenzaron a crearse los Tribunales de Niños, Niñas y Adolescentes, la Policía Judicial especializada, los directorios municipales, las juntas locales de Protección y las Fiscalías Barriales que defienden los derechos de los niños, niñas y adolescentes en situación de vulnerabilidad y abandono. Además de estos avances notables en el marco legislativo e institucional, también los indicadores de salud han mejorado. En 1991, de cada mil niños nacidos vivos, 43 morían antes de cumplir su primer año de vida, mientras que hoy son 27 los que fallecen. Igualmente, por cada cien mil niños nacidos vivos en 1996, 229 mujeres murieron por problemas asociados al parto, mientras que hoy mueren 106. Nos gustaría, no obstante, que estas cifras se acercaran más a las de la región de Latinoamérica y Caribe, con sólo 30-40 muertes de mujeres por cada cien mil niños nacidos y que el ritmo de mejora fuera más rápido, porque todas las muertes evitables, como la mayoría en la República Dominicana, son injustas e inaceptables. Bienvenido está de acuerdo en que la inversión del 4% del PIB en educación ha sido un gran logro, aunque queda aún lejos de otros países vecinos, que llevan años destinando entre el 5 y 6%. Este joven se siente privilegiado porque ha contado con unas oportunidades de formación que otros no han tenido y ahora está preparado para ofrecer lo mejor de sí mismo a la sociedad. Nos gustaría que todos los jóvenes estuvieran en su misma situación. En estos 25 años hemos logrado disponer de la información estadística necesaria para conocer cómo las políticas sociales y económicas, incluido el empleo y la fiscalidad, afectan a la niñez. Hoy sabemos cuántos niños y niñas están fuera de la escuela, cuántos niños carecen de registro de nacimiento, cuántos viven en instituciones separados de sus familias, cuántos menores de 3 años son privados de su derecho al desarrollo temprano y cuánto es el gasto social en infancia. Sabemos quiénes son esos niños vulnerables: son los hijos e hijas de mujeres pobres que viven solas y de familias excluidas. Y sabemos dónde están: viven en el campo pobre, en los barrios marginales de Santo Domingo y Santiago, en las provincias de la frontera y en los bateyes. Hoy sabemos que el conocimiento de la situación de la niñez es clave para que las inversiones públicas incidan directamente en la mejora de sus vidas y en su desarrollo. UNICEF sigue acompañando al Gobierno en los esfuerzos por universalizar los derechos de la infancia. Estamos convencidos de que con una mayor movilización y responsabilidad social es posible lograr entre todos que los niños y las niñas crezcan sanos y desarrollen todo su potencial, sin discriminación; vivan protegidos frente a la violencia, el abuso y el abandono y puedan opinar en las decisiones que les afectan. No es una tarea difícil, es una cuestión de voluntad y es un imperativo moral. Una niñez con mejor salud y educación y bien protegida es la base del progreso social y económico de un país. Ellos serán los protagonistas en pocos años de una sociedad más responsable y mejor preparada para afrontar los retos futuros del país, como Bienvenido. La autora es representante de UNICEF en República Dominicana.

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