Gente buena

Aunque sea una noticia fiambre, bajo el título “Recordando a ‘Pilo’ Gaspar”, me enteré por vía de Internet de la muerte de Miguel “Pilo” Gaspar, quien fuera, como dice la reseña periodística, uno de los más “brillantes receptores del béisbol mexicano, considerado un experto manejador de lanzadores y profundo conocedor del juego para decidir la colocación de jugadores de cuadro y jardineros; quien con su experiencia y profesionalismo hizo fuera contratado por equipos de ligas de Texas, Oklahoma y California; además, en su carrera de 25 años en Ligas Menores estuvo detrás de la goma un total de 2,291 partidos y compiló un promedio de 288”. Sin embargo, esto no es lo que quiero destacar de este magnífico deportista. Conocí a Pilo Gaspar en la Serie del Caribe celebrada en Hermosillo, México, en 1987, cuando era presidente de la Liga de Béisbol Profesional de la República Dominicana. En esa oportunidad, lo asignaron para que me sirviera de conductor del vehículo asignado a cada directivo. El primer día de la Serie del Caribe, le comento a Pilo que quiero ir a una librería a comprar unos libros, y ya en el camino me percato que Pilo no es muy diestro manejando el vehículo, daba la impresión que nunca le había puesto la mano a un volante. Llegamos a la librería y compro varios libros, algo que impresiona a Pilo. Al llegar al hotel me confiesa con mucha sinceridad, que realmente él no tenía mucha práctica en el manejo de vehículos, que había aceptado como una cooperación con la Liga Mexicana del Pacifico y para estar en contacto con los directivos. Con su jovialidad y en tono de broma me dijo, búsquese otro conductor porque yo manejé muchos lanzadores pero no puedo con el vehículo. Desde ese momento, aunque dejó de ser nuestro conductor, mantuve durante esa Serie y en varias Series del Caribe contacto con Pilo, a tal punto que cuando se celebraba en México ahí estaba Pilo esperándonos con varios libros como regalo. Como se dice, para que un hombre sea bueno le basta un bien mediano. Tengo a Pilo Gaspar junto a Héctor Espino, de quien era un buen amigo, en mi galería particular de gente buena.