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EL BULEVAR DE LA VIDA

La nostalgia en la política dominicana

“Las trampas caritativas de la nostalgia”La nostalgia no es nada desdeñable ni es algo negativo en los asuntos del amor, sino todo lo contrario: gracias a la nostalgia existen poemas inolvidables, canciones para morir, o sea para vivir. Sin embargo, debe uno cuidarse de no ser “víctima fácil de las trampas caritativas de la nostalgia”, que escribió García Márquez, muy especialmente en los asuntos de la política, donde ella puede provocar que un político, un partido, pierdan el tren de la historia, una oportunidad política irrepetible. En la literatura, las musas existen pero sólo sirven si al llegar a nuestra mesa de trabajo nos encuentran trabajando, igual pasa en la política. El caso del PRSD y el PRM Hoy el principal partido del país, el PRD, se desangra dividido, incoherente y loco. Parte del problema está en que sus dirigentes tienen una vocación especial para la nostalgia. Como la chica del comercial publicitario (“Yo me fui, pero yo no me fui”), los perredeístas se “van” pero se quedan. El caso más dramático de todos es el de Hatuey De Camps que expulsado del PRD en 2003, ha tenido once años para crear una organización política que estuviera a punto para cuando la conflagración fratricida en el PRD de las siglas creará el momentum de la acción. El momentum llegó pero no existe el PRSD. Si De Camps se hubiese concentrado en crear su partido, hoy estaría cosechando lo sembrado y su PRSD sería la lógica casa de acogida de miles de perredeístas que deambulan por mítines y asambleas perdidos “como un camino viejo, perdidos como un conuco sin desyerbo”, que canta El Chaval. A pesar de conocer y haber leído “El amor en los tiempos del cólera”, De Camps ha sido víctima de “las trampas caritativas de la nostalgia”. Igual ocurre con los dirigentes perredeístas derrotados por el equipo de Miguel Vargas ñpropietario de la franquicia electoralñ, quienes ñsin renunciar al PRDñ se han inventado un PRM pero no dejan de hablar y opinar sobre el PRD, en vez de promocionar el PRM, del cual los dominicanos desconocen todo (salvo sus querellas), desde colores, símbolos, eslogan, locales, principios o incluso finales. El viejo sabio de Río VerdeUna vez más, Bosch es el maestro del cual hay que aprender. En el año 1973 fundó el PLD y dale que te pego con “el partido de la bandera morada y la estrella amarilla”, y dale que te pego con “los esfuerzos concentrados”, “círculos de estudios”... y así llegó el 1990 y el PLD avanzó en lo municipal y legislativo... y llegó 1996 con un Dr. Balaguer que no podía permitir la derrota histórica que para él suponía la victoria del PRD de Peña Gómez, y entonces ocurrió que ahí estaba, “arregladito como para ir de boda” el Partido de la Liberación Dominicana. Lo demás sólo fue asunto de Miguel Cocco, Guaroa Liranzo, Danilo Medina, Temo, y mucho refresco de jagua en la parte atrás de la Máximo Gómez 25... y el Frente Patriótico. El Rey ha muerto: Viva el ReyLa nostalgia es maravillosa para sobrellevar el dolor de un amor perdido, ay, la incertidumbre cierta ante la posibilidad soñada de un beso que “vuelve y vuelve”, pero es funesta para el ejercicio de la política. La “milagrosa” victoria del PLD en aquellos años sólo fue posible gracias a que desde 1973, ¡durante 17 largos años!, Juan Bosch no hizo otra cosa que no fuera dedicarse a crear un partido con identidad propia, quemando las naves de un PRD al que había dedicado su vida. “Si algo ha muerto, algo debe de nacer. El Rey ha muerto, viva el Rey”. Para nostálgico, el amor y sus temblores; al fin, Platón siempre tuvo razón: uno ama los lugares donde fue feliz... tu piel, por ejemplo.

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