“Que sigan las tradiciones”

Después de todo el revuelo en torno a los mayas y el fin del mundo, mejor centrarnos en continuar el camino y en mejorar nuestra calidad de vida. Finalizar ciclos y etapas, hacer nuevos planes y trazarnos nuevos objetivos es una constante año tras año. Se acaba el 2012 y al pasar revista vemos que fue un año bastante intenso, incluso para los dominicanos. ¿Qué nos queda ahora? Ser más humano, más espiritual, con más fundamento en la cordialidad y las buenas relaciones interpersonales. Una celebración de fin de año no se reconoce sin el borbotón de tradiciones que les confieren sentido, sabor y esencia, no importa el rincón del mundo donde nos encontremos. Y en esa lista están tradiciones y supersticiones por igual, desde las doce uvas con sus respectivos deseos, el agua arrojada hacia afuera para que lo malo se vaya con el año viejo, la típica vuelta a la manzana con la maleta para que fluyan los viajes, hasta arrojar comida y dinero dentro de la casa para que nunca falte el alimento y la abundancia. Esas pequeñas y variopintas acciones también son parte de la identidad y permanecen en el tiempo. Pero más allá de ellas los exhorto a todos a pasar balance de lo que hicieron y lograron este año, analizar lo bueno y lo malo, y recapitular las acciones, así como reorientar los esfuerzos para llevar una vida de ejemplo, de equidad, siendo objetivos y críticos de cada situación en la que se vean envueltos, y sobre todo, ser protagonistas de nobles intenciones. Por eso deseo que el nuevo año esté cargado de promesas, ilusiones y proyectos con resultados satisfactorios que repercutan en grande y colmen de felicidad y prosperidad. No olviden incorporar una prenda amarilla en su vestimenta, una sugerencia para mantener las tradiciones. Y si alguien se embulla, que cante conmigo: “Qué te pasa viejo año, qué te pasa, que ya tienes tus maletas preparadas, dime si es que te han botado de la casa porque estas viejo, porque no sirves pa’ nada”.