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EN POCAS PALABRAS…

El padre Alemán y Orlando Haza

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Juan Guiliani CurySanto Domingo

El sacerdote de la Orden de Jesús, José Luis Alemán, cumplió el pasado 24 de diciembre 5 años de su fallecimiento. Alemán de origen cubano y profesor de la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra, llegó a dirigir por varios años su escuela de economía y administración, destacándose por ser uno de los pocos economistas en el país dotado de una formación metodológica y filosófica empleando junto a la didáctica, conceptos neoclásicos y post modernista del pensamiento económico, sociales y humanísticos. El académico y religioso llegó al país en el año de 1966 procedente de Alemania donde realizó sus estudios universitarios. Una obra de dicho pensador y analista fue puesta a circular recientemente por la economista Ellen Pérez-Ducy. En dicha obra elaborada con riguroso cuidado y esmero, recoge a modo comprimido los principales aportes al devenir económico que el destacado académico hizo al país y a sus discípulos hasta la hora de su muerte. Sus escritos sobre las ideas, contradicciones y conceptos de la economía y el desarrollo, casi en su gran mayoría fueron publicados en su columna semanal del periódico Hoy. A sus cinco años de su ida a la morada del Señor, nos permitimos recordarle y testimoniarle nuestros reconocimientos y contribuciones para el mejor entendimiento y bienestar de la humanidad. Pero recientemente falleció el pasado 13 de diciembre, el ingeniero Orlando Haza del Castillo. Hombre de reconocida trayectoria profesional, fue un ejemplo sobresaliente de servidor público y de empresario privado a carta cabal en su rama de la ingeniería civil. Orlando Haza, fue secretario técnico de la Presidencia, hoy convertido en ministerio de Economía, Planificación y Desarrollo. Orlando jugó un estelar rol en el equipo económico que sirvió al país para negociar un acuerdo con el FMI y estabilizar las finanzas públicas de la Nación en 1985. En esa época al país le tocó vivir un proceso de convulsión y efervescencia social y económica bautizado como la “Década Perdida”, que afectó a muchas de las economías de América Latina y el Caribe, plagadas de una enorme deuda externa, crisis fiscal y desestabilización cambiaria. Esta columna aprovecha este espacio para rendirle tributo también a ese gran dominicano y connotado profesional de la ingeniería y la planificación. A todos nuestros lectores, nos resta ahora desearles un nuevo año lleno de prosperidad, paz y seguridad.

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