A Hipólito lo cogieron “asando batata”

Durante meses le fueron agregando páginas al expediente, como dicen los abogados. Y al final lo cogieron “asando batata”, desprevenido, confiado en una fuerza que no tenía y en lealtades que hace rato le habían retirado su apoyo.

Ya lo había dicho antes: Hipólito Mejía iba a salir del PRD con la sábana por un canto, echado por sus reiteradas indisciplinas, por su actitud desafiante, por su soberbia desmedida...

Le pagan con la misma moneda que usó él para botar a Hatuey del PRD en 200 2porque reivindicó su derecho a la coherencia: oponerse a la reelección, actitud consecuente con su historial político.

¿Recuerdan el puerquito que se comió Hipólito la Nochebuena del 2002? Es el mismo que se comerá Miguel este 24... “Amor, con amor se paga”.

Miguel Vargas no se desesperó ante sus provocaciones. Toleró calladamente sus constantes desafíos, sus acusaciones, su hostilidad de casi dos años después de hacerle “coca” en la convención del 6 de marzo.

Más aún, aguantó sin inmutarse siquiera los cuestionamientos a su lealtad, lo acusó de confabularse con el enemigo para hacerlo perder las elecciones del 20 de mayo sin presentar nunca una sola prueba, intentó indisponerlo con las bases perredeístas y hasta llegó al colmo “suspenderlo” del partido y “expulsar” a sus principales colaboradores.

Hipólito Mejía se había convertido en el principal enemigo del PRD. Nadie como él conspiró tanto contra la unidad de ese partido; nadie jamás desafió con tanta persistencia la autoridad y disciplina partidaria; nadie nunca había llegado tan lejos en sus 73 años de historia.

Ni siquiera Jorge Blanco contra Antonio Guzmán, después de la Novena Convención de 1977. Ni Majluta contra Jorge Blanco, en el período 82-86.

Ni Peña contra Majluta en los años subsiguientes.

La expulsión de Hipólito Mejía era mandatoria, inaplazable, impostergable...

Miguel quedó sin alternativa... Uno de los dos tenía que irse del PRD.

Nada se improvisó Durante meses Vargas y su equipo trabajaron en el acopio de pruebas y con total apego al debido proceso. No se dejó nada a la improvisación.

Cuando llegó el momento, se le pidió a la Comisión de Control que llamara al orden a los insubordinados, empezando por el señor Mejía.

El 10 de junio, hace más de seis meses, el presidente de esa Comisión de Control, ingeniero Julio Maríñez, fue apoderado del expediente. Maríñez y su equipo hicieron todos los trámites estatutarios hasta llamar a los insubordinados a entrevistas individuales, pero ni siquiera respondieron a tal solicitud.

Se cuenta que uno de ellos hizo añicos la citación legal en presencia del alguacil que se la entregó... Otra pieza para el expediente.

Cumplidos los formalismos estatutarios, la Comisión de Control apoderó del expediente al tribunal disciplinario, que ha citado a los dirigentes en falta.

Hasta que Hipólito y su gente no se percataron de lo avanzado del proceso, y cuando sus abogados les informaron que la dirección institucional del partido había actuado en apego al debido proceso, no dieron la voz de alarma.

Pero era ya muy tarde Ya es tarde para ablandar habichuelas, dice la sabiduría popular. A Hipólito Mejía se le hizo tarde y lo sorprendieron los acontecimientos en el PRD. Estatutariamente el procedimiento es el siguiente: -La Comisión de Disciplina somete el expediente a juicio y se cita a los acusados; -Los acusados tienen la alternativa de no acudir-- que se cree es lo que harán Hipólito y sus aliados-- y entonces se decide acoger la expulsión y someterla a la Comisión Política para ser confirmada, y luego al Comité Ejecutivo Nacional para su sanción definitiva.

Vargas y la institucionalidad perredeísta tienen mayoría en la Comisión de Disciplina, en el Comité Político y en el Comité Ejecutivo Nacional.

Esos organismos serán convocados a principios de enero.

Después de la expulsión, Hipólito y su gente llevarán el caso al Superior Electoral, y luego al Constitucional... Pero la decisión deberá ser la misma: Hipólito quedará fuera del PRD... ¡Así quedará cerrado un ciclo de su historia tumultuosa!