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Lenguaje del mar

En la tradición poética universal el mar ha ocupado un lugar permanente. Los escritores que han vivido alejados de sus vaivenes, de su olor y de su canto, se han visto tentados a incursionar en este espacio singular desde su mundo mítico cargado de sueños, hasta la placidez de las aguas que dibujan un atardecer. Fue Franklin Mieses Burgos desde su casa en la calle Espaillat, a pocas cuadras de las aguas caribeñas, cerca del Malecón de Santo Domingo, quien nos dijo que Esquilo había escrito “El mar es una muchedumbre de aplausos” y desde ahí hasta nuestros días, reitero esta expresión sin preocuparme por comprobar si en verdad era del escritor heleno o del mismo Franklin, capaz de los versos más lúcidos en la estructuración de un texto poético. Neruda, Alberti, hasta llegar a Pere Gimferrer con Arde el mar, han merecido mi atención especial como lector de la más diversa poesía. Leyendo al poeta Alí Ahmed Said Ester (Adonis) –mi candidato al Premio Nóbel de Literatura– en su texto Faz del mar “Lanzo al vuelo mis campanas marinas”, llega la noticia del otorgamiento del XII Premio Casa de América de Poesía Americana a José Mármol con su libro Lenguaje del mar. La Semana Cultural Dominicana en Barcelona me permitió junto a Plinio Chahín compartir alegremente con Jochi y Soraya los días previos a la entrega del premio y a la puesta en circulación del libro en Madrid. Decidimos continuar en Cataluña para cumplir el programa asignado y desplazarnos entre las obras de Gaudí y las librerías, detrás de textos que Plinio descubría en un trajinar de erudición que me imposibilitó acompañarlo en todo el recorrido. Regresé a mi habitación a leer Manzanas robadas de Yevgeny Yevtushenko, La poesía contemporánea de Rusia de María Ihnátieva y La tejedora de sombras de Jorge Volpi. Al retornar al país recibimos en la casa del poeta premiado un ejemplar que forma parte de la colección Visor de Poesía, la más importante en el género dentro de la lengua española, y donde Mármol ya había publicado Deus ex Machina. El texto comienza con una cita del gran poeta y Premio Nóbel de Literatura Derek Walcott “El mar no ha aprendido a descansar”. Desde Costa del sol hasta Aldaba antigua no hay la más mínima concesión para que se cuele ningún verso, palabra o ritmo que no sea el adecuado. Lenguaje del mar surge del talento cocido en las llamas de una imaginación que saca a cada conjunción de vocablos lo mejor, lo adecuado, lo preciso y lo consustancial. Este autor acumula hallazgos líricos dando continuidad a su esplendente obra cuya madurez expresiva comenzó muy temprano y se consolida en cada entrega de este universo de luces que le es propio.

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