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FUERA DE CÁMARA

España y la generación de una burrada de pobreza

Un día después de la fracasada huelga general de la pasada semana en España, el próspero empresario Juan José Hidalgo me ponía el ejemplo de una de sus empresas, Air Europa, para explicarme el trastorno que estos paros laborales provocan a la estructura productiva de un país. Ese día ñmartes 13, ¡zafa!ñ se cancelaron 90 vuelos sólo de Air Europa, con pérdidas económicas incuantificables, porque en la aviación comercial existe un dicho universal: “Avión en tierra, quiebra segura”. Dicen que esa huelga convocada por todas las centrales sindicales fracasó porque la mayoría de los españoles sabe que, al igual que en la aviación, “hombre en casa, cajón vacío”. De hecho, el 25 por ciento de la población económicamente activa de España está en el paro laboral, “en huelga obligatoria y permanente...” Y ese porcentaje se cuantifica en casi cinco millones de personas. “Lo que estamos haciendo con estas huelgas es creando cada vez más pobreza... Precisamente contra lo que dicen luchar esos grupos”, me comentó Hidalgo un día después de la jornada de paralización que fue matizada por los llamados “piqueteadores” que obligaban a la fuerza a cerrar los negocios en Madrid y en la mayoría de las capitales regionales españolas. Precisamente un país que lucha a brazos partidos para no colapsar evitando un rescate que deje su soberanía económica a merced del Banco Central Europeo y consecuentemente bajo el poder alemán que 70 años después se encamina a ganarle “la guerra” a Europa del Norte sin Hitler y sin tirar un solo tiro. El mismo día de la huelga “del 13-N”, como ha bautizado la prensa madrileña la jornada huelgaria de la semana pasada, un conocido analista de la televisión, vinculado a la oposición política, decía que a pesar del rechazo de la población “esta huelga ha causado una burrada de pobreza a la economía...” Sin aportar soluciónAyer hizo justo un año que los españoles eligieron a Mariano Rajoy, abanderado del Partido Popular, como presidente del Gobierno. Asumió un mes después, el 20 de diciembre. En los once meses de la actual legislatura, los españoles han hecho más de 30 mil manifestaciones callejeras en protesta por los recortes y ajustes presupuestarios. Rajoy heredó una economía en crisis y un pueblo renuente a asumir el coste de unos ajustes obligatorios para poder superar un déficit presupuestario cercano al 10 por ciento de su Producto Interno Bruto que comprometía hasta la soberanía económica de España mediante el tutelaje del Banco Central Europeo. Rajoy ha asumido la responsabilidad de desmontar ese déficit y reencausar la economía por la ruta de la recuperación a la vuelta de dos o tres años, pero en el camino ha encontrado una resistencia que se expresa en la calle por los recortes a algunos programas de bienestar que habían convertido a España en uno de los países europeos de mayor prosperidad social en las últimas dos décadas. Las expresiones de protestas en las calles, sin embargo, no han hecho ningún aporte a la solución de la crisis, y por el contrario aminoran en el tiempo la posibilidad de recuperación que tiene España por cuanto reduce su capacidad de producción, su competitividad y su productividad. No es posible cuantificar los millones de personas que se han manifestado en las calles de España desde que comenzó esta crisis en 2008 con la parálisis de la llamada “industria del ladrillo” que lanzó al paro a cientos de miles de trabajadores de la construcción, arruinó a los inversionistas del sector inmobiliario y tambaleó de forma brutal al sector financiero. “La extrapolación...”Extrapolar la experiencia de España puede ser útil sólo para tener bien claro lo que no debemos hacer al encarar una crisis que se antoja universal y que afecta a las grandes economías del mundo casi con la misma expresión de dureza y crueldad. Está bien que la gente proteste y muestre su ira y frustración por la impotencia. Eso nada de malo tiene. Y sí muchas cosas buenas.... Lo malo es que algunos politiqueros criollos quieren aprovecharse de este malestar colectivo para madrugar y entrar al Palacio por la puerta de la cocina. Convencidos de que no tienen mañana, la biología los dejó atrás... Agravado porque ya en estos años los achaques aumentan y la próstata se dilata... Eso nos pasa a todos después de los sesenta. Pero la parte buena es que la gente tiene la oportunidad de expresar su frustración, de manifestarse abiertamente contra políticas públicas que desaprueba, contra funcionarios que rechaza, contra dirigentes petulantes y engreídos... contra algunos que se creen grandes señores y no representan a nadie. El escenario también se abre para el surgimiento de liderazgos nuevos, jóvenes, con energías renovadas.... No para aquellos desechados por el electorado en sucesivos torneos democráticos. Porque esos fracasaron en el intento. Hablo de nuevos talentos, del necesario surgimiento de una clase política emergente que deje atrás todas estas miserias... ¡Sin zapatacones para bailar!

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