Santo Domingo 23°C/26°C thunderstorm with rain

Suscribete

Retratos de hipócritas

Las dos categorías de indignados del mundo: uno, el español, girado a otras latitudes (Tel Aviv, New York , Londres, Santiago de Chile, París y Atenas) no solo bajo el lema de “mejor democracia y democracia real” que fue el inicio, sino adoptando en cada país un significado especial; y el otro, los indignados de la “primavera árabe”, proceso político llevado a cabo por las juventudes musulmanas y cristianas de estas comunidades (tunecinos, egipcios, yemeníes, sirios, libios y bahreníes), hartos de la autocracia y la dictadura de sus países. Estas dos vertientes del movimiento han sido posibles gracias a la Red, que proporciona una plataforma comunicacional efectiva. Aunque carezcan de ideología es comprensible el nivel de rabia y furia que han exhibido ñlos primerosñ contra políticos y banqueros que han dañado los activos de los bancos y los han quebrado; asimismo también a quienes dirigen el Estado movidos sólo por los intereses partidarios y particulares. Por esta razón ninguno de los partidos políticos organizados óexcepto los árabes, que los políticos curtidos y los militares han capitalizado sus esfuerzosó, han tratado de ganar espacio en estos acampados de calles y plazas globales. Sin embargo, en la República Dominicana que sí pudo haberse llevado la primacía de iniciar un movimiento genuino de indignación por las demandas sociales con los acampados de la plaza La Lira, el palacio del Ejecutivo, el Congreso, la S.C.J, la JCE, etc., pero optaron por la categoría de camuflados en vez de indignados. ¿Por qué? ¡Ah!, el peso muerto de la mano pepehachista que todo lo que toca lo daña. Los utiliza como tramoya para politiquería faccionalista. Ayer los vistió de amarillo y ahora de negro. El “martes negro” fue ridículo. Un verdadero fiasco en su lucha con denuedo contra el peledeísmo. Lo irónico de las protestas escenificadas es que son conducidas por el sector político que movilizó los fondos de Educación para solventar los gastos del ejército invasor enviado a Irak, y haciendo por primera vez la soberanía nacional transeúnte. Realmente a ese movimiento podríamos haberle dado el beneficio de la buena intención, pero todo se torció. Han dejado, eso sí, las llaves en manos de los “eternos adolescentes” dirigentes pepehachistas y el “abajismo rabioso”, que bajo el amparo de la desinformación cínica dicen luchar por el cumplido de leyes populistas impuestas por ellos mismos cuando han gozado de las mayorías sin límites, de forma absurda e incumplible. Ese tándem pepehachista ñ“izquierda burra y melódica” unida a la bisoñez de algunos equivocados y convocados de buena fe, buscan darle una cornada al peledeísmo gobernante. Los indignados globales luchan contra la obsolescencia democrática, las dictaduras y la voracidad de las élites, pero los camuflados dominicanos carecen de autenticidad porque ni siquiera luchan contra la corrupción y el narcotráfico, y no lo hacen porque son cordones umbilicales de ambas lacras. Lo cierto es que el antiestético movimiento de los camuflados óque buscaron afanosamente el poder por vía de alucinadas demandasó no se interesan por la honestidad, no están animados por intereses sanos sino espurios. Y se comprueba cuando el Presidente incluye el 4% en el nuevo presupuesto sujeto a la reforma fiscal que sigue en discusión. Como su interés es necear al Gobierno, ahora han orientado la lucha a otro objetivo político con el único fin de perseguir la ostentación del calificativo de “sociedad civil” y trabajar para la revancha óya la iniciaron contra Leonel Fernándezó. Es por ello que sólo le cabe ser considerados como una imitación mostrenca del movimiento de los indignados. De modo que, no es ninguna cultura de responsabilidad lo que exhiben en estas calles capitalinas, sino una búsqueda desesperada de atención de los transeúntes, que constantemente son sometidos al miedo y a la resignación por quienes pretenden lograr imponer su método de lucha. Muy pocos de estos camuflados se concentraron el “martes negro”, que sí se convirtió en negro cuando se le empezó a venir el escaparate al suelo. Pero tampoco tuvieron éxito el siguiente martes 6 con una marcha protesta huérfana no de convocatoria, sino de la participación genuina de los dominicanos. Esta gente no lucha contra la miseria, ni a favor de los excluidos. Ofrecen, eso sí, algunos elementos de reflexión. Uno es la constante alternancia entre ánimo politiquero y dejadez por lo social.

Tags relacionados