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FUERA DE CÁMARA

El general Petraeus, jefe de la CIA, era un “chulo”

Ella entraba como “Pedro por su casa” a las oficinas restringidas del jefe de las tropas aliadas en Afganistán... Pantalón y camisa ceñidos paraban la respiración de las tropas al paso de aquella impresionante morena de treinta y tantos, con cuerpo escultural, que encandiló al general David Petraeus hasta hacerlo perder la cabeza que rueda todavía en el Pentágono de Washington como jefe de la CIA. Pero no era la única... Y ni siquiera la más amada de sus amantes. Y por eso se desató el lío que mantiene en la picota al gobierno recién reelecto de Barack Obama mientras sus opositores republicanos lo acusan de haber tapado el caso hasta después de las elecciones para que no le salpicara. Petraeus tenía otras “queridas” ñnunca mejor empleado el términoñ antes de que Paula Broadwell le hiciera perder la cabeza. El pretexto de las frecuentes visitas de Paula primero al Comando General Conjunto de las tropas aliadas en Afganistán y luego a las oficinas centrales de la CIA en el Pentágono de Washington, era la biografía que escribía del más brillante militar norteamericano del momento. Petraeus pasó a dirigir la CIA hace 15 meses para coronar más de cuatro décadas de servicios impolutos no sólo en el cuartel sino también en la escuela naval norteamericana, especialmente en la exclusiva academia de West Point, de donde había egresado Paula con calificaciones intelectuales y físicas sobresalientes. Casada y madre de dos hijos, Paula quedó prendada del militar cincuentón en 2006 cuando él fue a dictar una conferencia al Kennedy School of Government de Harvard, donde ella acababa de graduarse en Administración Pública, siendo mayor del Ejército y reconocida por su hoja de servicio sin tachaduras. La noche de ese día la mayor Paula Broadwell y otros graduandos fueron invitados a una cena por el conferencista, e intercambiaron tarjetas de presentación cuando ella le pidió información adicional para escribir su tesis doctoral sobre su estilo de liderazgo militar. Pero ya en ese momento Cupido había hecho otra de sus travesuras. Paula cambió luego de idea al ver el interés que mostraba en ella el pundonoroso militar... Y decidió escribir la biografía que los acercó hasta iniciar un idilio infiel por partida doble. La doble infidelidadEl New York Times revela en su edición impresa de este lunes que la doble vida sentimental de Petraeus quedó al descubierto por los celos de Paula, que al enterarse de que el militar tenía otra “querida ñal margen de su esposa Holly, con 38 años de casadosñ, montó en celos y utilizó la cuenta oficial de Internet del jefe de la CIA para amenazar a su rival. Es en esta circunstancia que se destapa una investigación del FBI y del fiscal general de los Estados Unidos que tiran del ovillo hasta llegar al director de la CIA, con el agravante de que el curso de las pesquisas coincide con la campaña electoral y se ponía en riesgo la reelección del presidente Obama. Los medios de prensa norteamericanos resaltan que la investigación se centró en el uso del ordenador personal de Petraeus en contra de la querellante, una mujer también casada que terminó admitiendo una relación amorosa furtiva con el jefe de la CIA. Esta tercera mujer en la vida sentimental del director de la CIA ha pedido confidencialidad en los interrogatorios para no poner en peligro su matrimonio. Pero se duda que esto pueda ser posible dado el carácter desenfadado de la prensa norteamericana que tiene libre acceso a este tipo de información no clasificada. Ante el cúmulo de evidencias que le presentó el FBI, Petraeus admitió su culpa cuando fue llamado el pasado miércoles a interrogatorio, un día después de los comicios presidenciales. Ese mismo día en horas de la noche visitó al recién reelecto presidente de los Estados Unidos para presentarle su renuncia al cargo. Obama no le aceptó la dimisión sino hasta tres días después, en conversación telefónica, cuando el caso había alcanzado ya dimensión de escándalo político. Otros líos de faldasPetraeus ha caído en el candelero desde que se destapó el lío con sus dos “queridas” y su esposa Holly, que de inmediato se ha mantenido al margen del foco público a pesar del acoso de la prensa. La sociedad norteamericana ñmojigata en extremo cuando se trata de infidelidades públicasñ no le perdona al hoy exjefe de la CIA la profesión de fe matrimonial que formuló hace tan sólo dos meses cuando su hija de 30 años se casó con un millonario mormón a quien quiso alejar de su familia porque es divorciado con tres hijos. Los “escrúpulos de María Gargajo”, decimos vulgarmente por aquí. Petraeus tiene un hijo varón, de 21 años, que siguió su carrera militar y es capitán de la Armada Norteamericana. La más “querida” de sus amantes, Paula, tiene también dos hijos. Es casada con un médico radiólogo, Jimmy Scott, a quien ella había definido como “el mejor compañero del mundo, que hace de Señor Mamá”, cuidando a los pequeños en su casa de Charlotte ñCarolina del Norteñ, mientras ella, la pobre, se las pasa trabajando noche y día, a veces en el frente de batalla... El problema lo tiene ahora el presidente Obama, que sí es un marido cien por ciento fiel ñhasta prueba en contrarioñ con la acusación que le formulan los republicanos que dicen “tapó el lío de faldas” de Petraeus hasta que pasaran las elecciones. Lo que nadie duda es que por ser esa sociedad como es, otro gallo cantaría en la Casa Blanca si el lío de ese general “tan chulo” se hubiera destapado antes de las elecciones del pasado martes.

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