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ORLANDO DICE

El manejo del gobierno en los incidentes de la UASD

ALGO HUELE MAL.- El incidente en la UASD que ocasionó la muerte de un estudiante pudo haberse evitado, insisto, si se hubiera tenido una estrategia política para enfrentar las reacciones al proyecto de Reforma que cursaba en el Congreso Nacional. La jefatura y el Consejo Superior de la Policía Nacional tomaron algunas medidas para acallar las reacciones de la calle, pero no fueron suficientes ni aclararon las intrigas que desde un primer momento inquietan a sectores de opinión. La comisión que investigó tampoco encontró lo que debía, aunque sospecha que había interés en provocar por lo menos una víctima. Es decir, que se hizo obvia la intención maliciosa, y no debiera quedarse en una simple comprobación, sino llevar más lejos. ¿Qué es lo que se esconde, que como siempre es más importante que lo evidente? Se originara adentro de la institución, o afuera, lo aconsejable es que no se deje suelto ese gozne, pues por experiencia se sabe que al inicio de una administración se dan situaciones anómalas, sintomáticas y que revelan el poco dominio o control de los nuevos mandatariosÖ FUNCIONARIO POLÍTICO.- El gobierno fue cogido asando batata al dejar en manos de la Policía Nacional las protestas por la Reforma, como si fueran un problema de orden público, como los incidentes normales en esa alta casa de estudios, y no una situación de carácter político que afectaba la gobernabilidad. Ese descuido político no se entiende, puesto que el superior inmediato de la institución, que es el ministro de Interior, es un funcionario político. Nadie hasta ahora ha oído a Ramón -Monchy- Fadul reaccionar sobre lo acontecido, aun cuando las especulaciones queman como tizones. Si tuvo acceso al informe de la comisión que investigó debió notar que no es concluyente y que muchas sutilezas quedan en el aire. Las versiones de los medios, por ejemplo. Se hace evidente el esfuerzo por aceptarlas sin entrar en contradicción, pero lo que hace es originar nuevas sospechas. ¿Quién fue que disparó y mató? El raso Jairon Medrano dice que portaba una escopeta y no una pistola, y el tiro que ocasionó la muerte del estudiante William Florián fue de pistola... DE VERDAD ACORRALADA.- La impresión es que la Policía Nacional no supo reaccionar tampoco a nivel de opinión pública, y cuando vino a dar su versión, la de los medios, ya estaba acreditada y no pudo más que entregarse sin hacer las indagatorias propias de su función. Pareció un problema de vocero, pero fue más de acorralamiento. Es más, valdría preguntar si fue una sola unidad la que actuó en el caso, o hubo otra, incluso cimarrona. ¿Cómo se explica el testimonio de que un agente gozoso dijera en medio de la refriega “le di en la cabeza, ese no se levanta más”, y los disparos que ocasionaron la muerte fueran en el cuerpo? O hay un cadáver oculto o un muerto por reportar. Igual se habla de cuatro agentes que fueron heridos, sin que se haya informado oficialmente, ni determinado el tipo de armas. ¿Por qué se calla el hecho si sirve, ya no de justificación, pero sí para explicar lo que hasta ahora se interpreta como exagerada represión? Aclarar el punto fuera bueno, pues entre las muchas cosas posibles, una es que fueran víctimas del fuego amigo... MUGIDO DE TORO.- Ese afán de la Policía Nacional de aceptar las culpas también resulta sospechosa, pues no es bueno el encubrimiento, pero tampoco la autoinculpación. Es más, se hizo evidente que la institución quería echar tierra a la muerte del estudiante de la UASD y que por eso puso sobre el tapete situaciones que impactaron. Como expulsiones, suspensiones, y hasta destituciones. Informar que se había expulsado a 47 miembros, suspendido a 15 y destituido de mando a dos generales, era material de primera. Sin embargo, no conviene dejar asuntos a medio talle. Chapear abajo era necesario, e igual podar arriba, pero la candelita de lo sucedido en la UASD no puede seguir quemando, aunque solo se vea un humito. Incluso, la visita de una comisión de oficiales a los cuarteles del interior, y la consiguiente arenga a las unidades, abona la tesis de un cierto caos en los mandos. Ese protagonismo de la Policía Nacional, al tiempo que se producen robos espectaculares, da que pensar. La paranoia no es mala si advierte lo malo antes de que ocurra...

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