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Los tontos de la “resistencia”

Hay quienes confunden el “pueblo” con el entorno que les rodea o con el círculo donde se mueven. Es lo que parece estar sucediendo con algunos de los que dirigen “la lucha cívica” contra la reforma fiscal, un legitimo ejercicio de oposición al gobierno de Danilo Medina y al proyecto político que encabeza el PLD. El movimiento de protesta está compuesto fundamentalmente por sectores de la comparsa socialcivilezca, una parte de una fracción del PRD, un grupito de empresarios inmaduros, una parte de los díscolos “movimientos revolucionarios”, así como algunas organizaciones “juveniles” conformadas básicamente por muchachos acomodados de la clase media que hacen uso intenso del internet y las redes sociales. Son, sin duda, sectores importantes de la sociedad. Pero pretender asumir desde sus posiciones sectarias la vocería “del pueblo”, es una aspiración tan ilegitima como absurda. En estos días viví una experiencia interesante en el concierto de Joaquín Sabina y Joan Manuel Serrat. Al iniciar el espectáculo cantó un talentoso joven dominicano que concluyó su participación con un canción crítica en la que presentaba su visión del actual escenario político y económico del país. Como podrá suponerse, eso despertó la algarabía del publico presente. No aplaudí. Y no porque me disgustara la canción, sino por el pobre arreglo y la interpretación evidentemente improvisada, no por su contenido. Personalmente disfruto las denuncias hechas canción, pero con sutileza, con poesía... Esa falta de entusiasmo pareció llamar la atención de un distinguido abogado y dirigente de la sociedad civil, quien por vía de un amigo preguntó “si yo no estaba con el pueblo”. Sonreí y conté al mutuo amigo lo que acabo de narrar. Un poco mas adelante en la noche, cuando ya Serrat y Sabina ocupaban el escenario, entablaron una conversación narrando una anécdota sobre la forma en que supuestamente se conocieron, y en la historia estaban presentes las sustancias alucinógenas. Cuando refirieron directamente a la marihuana, el público estalló en aplausos casi de la misma forma como lo había hecho con el joven compositor y su canción de protesta. En ese momento recordé al amigo abogado y su pregunta, y sugerí al mismo amigo que su poco entusiasmo indicaba que no estaba con “el pueblo” en su reivindicación de la yerba alucinógena. El ejemplo no es ocioso por cuanto demuestra la confusión perversa de esos grupos cuando se abanderan como “los representantes del pueblo” . Pretenden ignorar que el pueblo lo constituyen las grandes mayorías. Que en nuestro país -lamentablemente- son los mas pobres. Y son estos precisamente -los mas pobres- los menos afectados con la reforma fiscal recientemente aprobada, y por el contrario serán los más beneficiados con sus resultados. Porque es ese pueblo el que se beneficia de las transferencias sociales para alimentación, vivienda, salud y educación, y el mayor favorecido por las acciones de un gobierno en capacidad de invertir para mejorar sus condiciones de vida. Consecuentemente, es a ese “pueblo” el que le conviene un Estado que le cobre a los que pueden pagar y lo transfiera a los que menos tienen . Solo hay que observar como el centro del debate económico mundial radica en torno al tamaño del gobierno y su rol en el combate de la crisis. Las visiones mas derechistas plantean que el Estado debe hacerse más pequeño y reducir los impuestos, mientras las visiones más progresistas sostienen que el Estado debe mantener y hasta ampliar su tamaño para actuar como eje que permita distribuir mejor las riquezas nacionales. Por ejemplo, la discusión que centró el debate del reciente proceso electoral estadounidense. Mitt Romney y los republicanos planteaban que para reducir el déficit era necesario recortar la asistencia social del gobierno federal y bajar los impuestos. Mientras el reelecto Barack Obama mantuvo que el gobierno no debía reducir drásticamente sus transferencias sociales, sino aumentar los impuestos a los ricos . ¡Vaya paradoja de la vida! Los grupos de la “izquierda revolucionaria” y las “coaliciones sociales” del criollaje dominicano coinciden con la derecha más recalcitrante del Tea Party Republicano. Afortunadamente la vocería del “pueblo” no lo ostenta esa “sociedad civil encopetada”, ni los empresarios rentistas y mucho menos esos díscolos “movimientos sociales”. Aunque han llegado a creerse que desde sus despachos, organizaciones o “colaciones”, con sus Twitter y sus Facebook, van a provocar una convulsión social e inestabilidad política al estilo de la primavera árabe. Esa labor de soliviantar el animo publico amparados en una supuesta “resistencia ciudadana”, sólo procura que los pobres protesten por una reforma fiscal que va a afectar fundamentalmente los bolsillos de los ricos. Ya han provocado la muerte de un estudiante. Y anuncian que la lucha continuara. Ojala en lo adelante sea con ellos encabezando esa “resistencia ciudadana”. Porque lo evidente es que en este proceso hay un grupo de tontos que se dejan narigonear de un puñado de empresarios, periodistas y vividores profesionales. Salen a protestar arriesgando sus vidas. Mientras esos zánganos utilizan cobardemente sus fortunas e influencias mediáticas para instigar a esos tontos a que defiendan sus intereses a riesgo de sus vidas.

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