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La calidad del gasto educativo

El presente gobierno ha mostrado la voluntad política de cumplir en el año 2013, con el mandato de ley de asignar, al menos un 4%, para la educación básica y media, cumpliendo así con una demanda mayoritariamente sostenida por diferentes sectores de la sociedad; de lo que no estamos seguros es si existe el debido consenso en cómo gastarlo y sobre todo si están claramente establecidas las prioridades para que este esfuerzo, que implica sacrificios fiscales importantes, pueda impactar y mejorar la escuela dominicana. A los fines de curarnos en salud hemos abogado porque se comience a trabajar, desde ya, el pacto por la educación que no se pudo concretar en el 2010, como se había avanzado, y que ha sido retomado por el Presidente Medina como una de las tres concertaciones principales para impulsar su programa de gobierno. Diversos sectores ubican en la necesidad de infraestructura material , el problema principal de inversión y esa apreciación es solo parcialmente cierta, si tomamos en cuenta que no es así de manera homogénea, que la matricula estudiantil hace varios años que crece, porque han cambiado variables y tendencias demográficas en el país y que la construcción de aulas debe estar sustentada, fundamentalmente, para resolver un problema enteramente pedagógico que es bajar la relación o ratio maestro/ cantidad de alumnos y que el hacinamiento que dificulta el trabajo de los docentes está debidamente focalizado, solo en determinadas provincias del país. El principal problema de la educación dominicana, como en muchos otros países, es esencialmente de naturaleza humana, no funcional o sistémica, para lo cual es neceario invertir cuantiosos recursos y tiempo, no menos pasión y sobre todo mucha creatividad porque antes que recetas, debemos mirar en dirección a qué hacen los actores, sus contextos, los diferentes enfoques e inspirarnos en las mejores prácticas. Es indispensable exorcizar los mitos y rasgarnos las vestiduras, no para conformarnos señalando culpables, sino para no repetir los mismos errores; veamos un ejemplo de lo que No debemos hacer al abordar dos de los ejes, que como la alfabetización o la jornada extendida, han sido sostenidos con mucho tesón por el presidente Medina, como sus ofertas mas conocidas para el sector educación. El plan nacional de alfabetización tiene que ser abordado convocando a las mejores voluntades de toda la sociedad , por consiguiente no puede quedarse atrapado en la burocracia institucional, si bien debe tomar de esta sus mejores practicas y recursos; debe despertar el fervor y la emoción por la nobleza de su alcance y el amplio consenso que concita; implica una acción fundamentalmente voluntaria de los ciudadanos, sin que el Estado se sustraiga de garantizar la inversión básica necesaria que asegure la logística de capacitación y movilidad de los facilitadores; ahora bien, esa no es la principal responsabilidad del Ministerio de Educación, aunque se trate en los hechos, de una deuda del sistema educativo que administra. La atención esencial del sistema formal de enseñanza debe dirigirse a garantizar la correcta alfabetización a más del millón de niños de 5 a 9 años, lo que se ha llamado educación temprana, periodo en el cual éstos tienen que alcanzar la comprensión y dominio de la lectoescritura y el razonamiento lógico de manos de la matemática, evitando que en poco tiempo se conviertan en los analfabetos de nuevo cuño. Deberá esforzarse, por igual, en que estos chicos completen su formación básica antes de los 14 años; en el cumplimiento de estas metas cruciales, para los próximos años, deberá consumirse una buena parte del gasto educativo de calidad . El otro tema fuerte en la oferta programática de Danilo Medina, que no del PLD, pues de un tiempo a esta parte ha sido prácticamente dejado de lado en las formulaciones programáticas de sus últimos gobiernos, es el relativo a la jornada extendida, como alternativa para revertir los insatisfactorios resultados educativos; aquí la falta de responsabilidad de los que conocen nuestro drama educativo ha campeado por sus fueros, por cuanto al Presidente debió advertírsele, desde que lo planteó como oferta de campaña, que ese no debía ser el buque insignia en su bien intencionado propósito de cambiar a mejor la educación en el País. Una política pública o iniciativa de gobierno, en cualquiera de las áreas, debe ser ponderada por su viabilidad y pertinencia en alcanzar determinadas metas; universalizar el horario extendido en todas nuestras escuelas o una parte importante de ellas no es posible ni en uno ni en dos periodos de gobiernos; por consiguiente tendría que hacerse con cierta gradualidad que no depende solo, de la buena voluntad de un gobernante; ni tenemos la posibilidad de construir, con todo y ponerlo en manos de Obras Publicas, todas las aulas requeridas en 8 años, ni mucho menos disponer de todos los maestros con las competencias, de una nueva profesionalización, que los prepare, no ya para manejarse, en periodos de entre 2 y 3 horas diarias, con las exigentes y crecientes expectativas de un alumnado a los cuales habrá que entusiasmar y encantar, ahora, mas que duplicándoles el tiempo de exposición en las aulas o entorno escolar. Construir 30 mil nuevas aulas, requerimiento mínimo para conjurar el déficit en un escenario de tanda única, no es cosa de niños, aun se disponga de los recursos; antes habrá que resolver, su viabilidad en el tiempo, simplificando los intrincados procedimientos legales y administrativos de los procesos licitatorios, revolucionar las costosas e ineficientes técnicas constructivas actuales y resolver el difícil cuello de botella que representa la carencia de terrenos, allí donde deben construirse estas aulas, que no es una lotería, sino donde realmente se requieran por el congestionamiento de las existentes o para ampliar la oferta. En todo caso, el problema clave de una buena educación es y seguirá siendo su dimensión humanizante en la construcción de ciudadanía; bien formar a nuestros maestros, con la vocación y habilidades para conquistar la atención y respeto de la más difícil de las generación de infantes jamás conocidas, la de la era digital, al tiempo de prestarle toda la atención a sus condiciones de existencia, contribuyendo a que sus hábitos y calidad de vida sea una extensión digna de su profesionalización, será el desafío inapelable para los próximos años. Aquí será importante definir como rescatar a los más jóvenes, garantizarles un retiro decente a los más antiguos y cuidar la selección y formación de los de nuevo ingreso. La implementación de la jornada extendida, sea como pilotaje o como una estrategia gradual contraviene, por demás, un principio universalmente aceptado y que forma parte de los objetivos del milenio que se plantea la búsqueda de la calidad educativa para todos, es decir que no se concibe calidad sin equidad educativa; en su momento hice llegar por escrito, a los entonces candidatos a la presidencia y vicepresidencia de la República, este planteamiento y al mismo tiempo una propuesta alternativa, que sosteniendo la oferta del hoy Presidente Medina, dejara de lado estas contradicciones. La propuesta consiste en ampliar a todo el territorio nacional la oferta de educación técnico profesional para el nivel medio, construyendo 150 politécnicos comunitarios, de jornada extendida en los próximos dos años, en igual número de municipios y Distritos Municipales del País; esta iniciativa que se iniciaría de inmediato, es enteramente posible, garantizando una oferta de calidad, mediante una alianza estratégica con el INFOTEP y las Escuelas vocacionales de las FFAA y habilitando pedagógicamente a los profesionales técnicos en diferentes ramas, que los hay en todo el País, para completar la plantilla de profesores calificados requeridos. La cualificación de jóvenes en todo el país, que los habilite para el anhelado primer empleo, a través de estos politécnicos comunitarios, con cuyas características se conocen suficientes experiencias exitosas, desde Santo Domingo a Dajabón y desde Barahona hasta Higuey, constituirán, junto a los esfuerzos por mejorar la educación temprana, muestras inequívocas de un gasto educativo de calidad y hablaría muy bien de lo que nunca se ha hecho en República Dominicana!

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