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LA LIBERTAD

Anhelos de una nueva Restauración

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Yaniris López/Jhonatan LirianoSanto Domingo

Si pudiéramos traer la Restauración de 1863 a nuestros días, si se nos permitiera atravesar todo el territorio y volver a Capotillo a empuñar machetes y pelear por un ideal amenazado que concentre toda la idiosincrasia de un pueblo que se sabe valiente y trabajador, ¿por qué motivos pelearíamos hoy? ¿Qué tipo de restauración haría el dominicano? ¿Cuál necesita la sociedad y cómo llevarla a cabo? Un siglo y 45 años después de haberse sellado la soberanía dominicana, una nueva restauración se perfila necesaria en medio de la desesperanza del pueblo quisqueyano. La nueva revolución que proponen los dominicanos no contempla las armas ni las luchas armadas, sino una revuelta moral y cultural que rescate los valores que distinguían al dominicano y que sirva, a la vez, para restaurar su sello de pueblo trabajador, honrado y de valores familiares y éticos que trascienden lo material y estima lo humano. Los maestros piden llevar el arte a las escuelas. Los empresarios proponen restaurar el valor por el campo “y por lo propio”. Los intelectuales plantean rescatar el concepto de nación y hacerlo material. Los profesionales piden cordura, sensatez, sensibilidad y una vuelta a los valores humanos que dignifique desde adentro la sociedad dominicana. Muchos restaurarían el orden político y social en el que viven. Otros anhelan recuperar la calma y “la paz que caracterizaban nuestras calles”. Todos sueñan con restaurar la justicia, la fe, el respeto, el sentido común... Y hay quienes consideran que muchos de los cambios que apremian al pueblo no llegarán con una restauración, sino más bien con la instauración de “cosas que nunca han visto nuestro suelo”. Hoy haremos una lectura de ideas y propuestas hechas por los ciudadanos sobre esa nueva Restauración que, sin importar esquemas, todos anhelamos. Ideas para una nueva Restauración Desde la primera protesta espontánea antianexionista, ocurrida el 23 de marzo de 1861 en San Francisco de Macorís, han pasado 147 años. Además de restablecer la soberanía perdida tras la cesión de la isla a España por parte del general Pedro Santana, la Restauración de la República dejó nombres en la memoria del pueblo dominicano que hoy son símbolos de patriotismo y valentía: Gregorio Luperón, José Contreras, Cayetano Germosén, Fracisco del Rosario Sánchez, José María Cabral, Santiago Rodríguez, José Cabrera, Benito Monción, Gaspar Polanco, Matías Ramón Mella y muchos otros. Pero los afanes por restaurar la patria no concluyeron en 1863. Si de Restauración se trata, los dominicanos que en 2008 habitan República Dominicana consideran que el país amerita una restauración urgente que restablezca no sólo los símbolos de los primeros patriotas, sino otros más necesarios. La ciudadanía tiene su propia opinión. Ahora que la corrupción, la delincuencia y los antivalores arropan a la sociedad, el activista comunitario de San Isidro, Amín Abel Pérez, entiende que sí hay sectores que necesitan ser restaurados Los ubica “en la comunidad donde vivimos y en todas las esferas de nuestro sociedad, especialmente desde el orden político, social y los mismos militares, que hemos visto como últimamente hay tanta confabulación...” “La sociedad necesita una restauración real de su forma de ser, de su forma de pensar y de la forma de actuar. Aquí se esta viviendo en una doble moral. Aquí se piensa muy diferente a como se actúa. Aquí la restauración debe surgir desde la comunidad misma. Cada dominicano debe hacer un esfuerzo porque su sector sea restaurado, porque en su sector se restaure la confianza entre vecinos, en la gente seria, porque se restaure la confianza en el trabajo, que la gente entienda que puede salir a camino trabajando, sin la necesidad de dar un tumbe o salir del país”, dice Pérez. Instaurar, no rescatar. El problema del concepto de nación que por tantos años debaten historiadores e intelectuales dominicanos se aviva con cada aniversario de La Restauración. José Carlos Nazario, por ejemplo, se pregunta cómo podemos restaurar algo que nunca ha estado. En la bitácora “Con mis ojos”, por medio de la que Lecturas de Domingo instaba a los lectores a proponer sus temas de restauración, Nazario propuso que más que restaurar, más que invocar de modo reaccionario tiempos anteriores, requerimos energía creativa y voluntad para hacer cosas que nunca ha visto nuestro suelo. “No nació ninguna república en 1844, tampoco se restauró en 1861. Nació y luego se restauró una nación donde mandaba el más fuerte, aquel cuyos intereses tuvieran más peso económico, político y social. Se confundieron los enemigos, suplantando aquel que realmente le hacía daño al interés republicano, a la salud pública, por un falso peligro extranjero”, expone el escritor con estudios en derecho y política. Franco, directo e incluso pesimista en sus opiniones, para Nazario el problema mayor estuvo y está en quienes ganaron la guerra. “Por eso Duarte, hoy utilizado y endiosado para que nos sirva de ejemplo, por lejano, murió vendiendo velas en Venezuela. Por eso Sánchez fue fusilado. Por eso la izquierda no crece para cambiar la realidad y la derecha no conserva nada”, asegura. ¿Qué propone, entonces, este joven dominicano? “Instaurar, no restaurar. Despegando desde los proyectos que dieron origen a la idea de República, pero que fueron truncados y trocados por la propuesta autocrática del grupo que hasta hoy ha impuesto su hegemonía, tenemos que innovar. No se trata de restaurar decoro, ni decencia, que nunca la hubo. Se trata de asumir nuestra condición (hasta hoy sustituida por la noción de habitante) de ciudadanos de este país. Se trata, simplemente, de tomar conciencia y poner en práctica la visión de que somos nosotros quienes debemos exigir, desde cada uno de nuestros puestos, públicos o privados, a nosotros mismos y al resto (servidores y ciudadanos) que hagamos las cosas de un modo distinto”. Los más optimistas ven una república cargada de valores morales. Braudin Eusebio, publicista y productora de cine y televisión, restauraría desde la política “hasta el ‘amor’ (dice con sarcasmo) que profesamos a nuestra patria ensuciando sus calles”. Sin embargo, “lo que más me pesa y me urge es la conciencia de los jóvenes y adolescentes de hoy día. Es lamentable ver tanto potencial desperdiciado en banalidades, pendientes más del zapato o el celular de última moda que de los problemas que aquejan a su nación, a su entorno”. Ella restauraría la inocencia. “Recuerdo con gusto que el día de Reyes los niños estaban ansiosos por saber qué les habían dejado los Santos Reyes y les dejaban yerba para los camellos y comida a los Reyes. Al día siguiente se levantaban temprano y felices al recibir sus regalos (sin importar cuáles fueran). Hoy ni se inmutan, porque han perdido la magia de la inocencia”. Guillermo Peña, abogado, dice que la Guerra Restauradora no debe ser jamás olvidada pero tampoco recordada como una hazaña lejana que sirvió de nada. “Todo lo contrario; debe servir de ejemplo para que las generaciones venideras sigan luchando por restaurar nuestra Patria. Siempre hemos tenido personajes como Pedro Santana; entreguistas u orcopolitas, que prefieren entregar la Patria a una nación extranjera para ser indolentes y serviles”, asegura. Explica: “Hoy, que tenemos una partidocracia corrupta que nos arropa, que la deserción escolar juvenil nos permea, que la desnutrición infantil nos da grima, que el agua potable escasea, que pagamos una de las energías más caras del mundo, que la trabajadoras sexuales aumentan, que la violencia de genero crece, que somos uno de los países del Caribe con mas personas infectadas de sida, que el consumo y tráfico de drogas nos envuelve, que el medio ambiente nos da señales de alerta, y un largo etcétera. Hoy, se nos hace necesario reconfirmar la Restauración de la Patria. Llevarla a un cambio de rumbo, para enarbolar la bandera tricolor que se ve marchita por el individualismo y el clientelismo político”. Rocío Rosario, contadora privada, entiende que lo que hace falta restaurar es la integridad. No comprende por qué la población se ha tornado tan violenta en los últimos años. “Todos tenemos que luchar contra la delincuencia. Y eso sólo se logra con la educación. El gobierno, las escuelas, todas las instituciones tienen que ponerse a una para promover la educación. La Restauración de Luperón fue bélica, pero la que necesitamos hoy día es cultural”. La maestra María Francisca Candelaria apuesta también por la educación: “Me gustaría encabezar la lucha porque a cada escuela se le construyeran talleres para aprender oficios o artes, de manera que la escuela básica dote a nuestros niños y jóvenes de herramientas para sentirse útiles y productivos”. El joven Vladimir Díaz restauraría la esperanza. “La esperanza en que el poder de muchos puede hacer de éste el país que todos soñamos”, dice el estudiante universitario. “La Restauración y la Independencia fueron procesos en los que las personas se dieron cuenta de que, mediante la organización, se lograban cambios. Creo que en ese sentido vale recordar a Mamá Tingó cuando dice que sólo el pueblo salva al pueblo. Ejemplo El 18 de marzo de 1861 el general Pedro Santana, entonces presidente de la República, proclamó la anexión a España en la Plaza de la Catedral de Santo Domingo (parque Colón). Las primeras protestas antianexionistas comenzaron ese mismo año en San Francisco de Macorís y Moca. En junio, Francisco del Rosario Sánchez y José María Cabral intentaron levantarse en armas entrando desde Haití. Santana fue destituido en 1862 como gobernador y capitán general y, un año después, el 16 de agosto de 1863, un grupo comandado por Santiago Rodríguez, José Cabrera y Benito Monción logró entrar a territorio dominicano desde Haití y proclamó en Capotillo, provincia de Dajabón, la Restauración. Para los historiadores, la soberbia mostrada por Pedro Santana contrasta con el valor y los ideales independentista de los restauradores. Uno de los mayores ejemplos de patriotismo, indican, fue el de Francisco del Rosario Sánchez. Cuando comenzó oficialmente la Guerra Restauradora, Sánchez se encontraba exiliado en Saint Thomas. Como no podía entrar legalmente por República Dominicana, viajó desde allí a Haití para encabezar una expedición en contra de la anexión a España que se llamó “La Regeneración”. Acusado de traición por haber entrado “ilegalmente” al territorio dominicano, dijo: “Entro por Haití porque no puedo hacerlo por otra parte, pero si alguien pretendiese mancillar mi nombre por eso, decidle que yo soy la bandera nacional”. Apresado en las montañas fronterizas y condenado a muerte en San Juan de la Maguana, antes de su fusilamiento, el 4 de julio de 1861, Sánchez le dejó al pueblo dominicano otro mensaje en boca del padre Barrientos. “Decid a los dominicanos que muero con la patria y por la patria...”. Junto a él fueron fusilados otros 20 restauradores. Con un decreto real expedido en enero de 1865, España puso fin a la anexión y ordenó al gobernador conocido como La Gándara a abandonar el territorio dominicano. La Guerra Restauradora había triunfado. En julio de ese año partían las tropas española del país. ¿Qué restaurarías hoy?Hoy, que tenemos una partidocracia corrupta que nos arropa, que la deserción escolar juvenil nos permea, que la desnutrición infantil nos da grima...Hoy, se nos hace necesario reconfirmar la Restauración de la Patria. Llevarla a un cambio de rumbo, para enarbolar la bandera tricolor que se ve marchita por el individualismo y el clientelismo político.Guillermo Peña abogado y activista social La sociedad realmente necesita una restauración real de su forma de ser, de su forma de pensar, y de la forma de actuar. Aquí se esta viviendo en una doble moral. Aquí se piensa muy diferente a como se actúa. Aquí la restauración debe surgir desde la comunidad misma. Cada dominicano debe hacer un esfuerzo porque su sector sea restaurado, porque en su sector se restaure la confianza entre vecinos, entre la gente seria, porque se restaure la confianza en el trabajo, que la gente entienda que puede salir a camino trabajando, sin la necesidad de dar un tumbe o salir del país.Amín Abel PérezActivista comunitario Nosotros debemos restaurar el valor por el campo y por lo propio. Necesitamos ser más auténticos, sentirnos más orgullosos de lo que realmente somos: un país rico en recursos naturales y calor humano. Nuestra gente se destaca en todo lo que se involucra. Nuestra autoridades deben tratar de reavivar esos valores que identifican al dominicano.Manolito Fernández gerente general de la gran vía ¿Qué me impulsaría a cruzar la República Dominicana de nuevo hacia Capotillo? Me gustaría encabezar la lucha porque a cada escuela se le construyeran talleres para aprender oficios o artes, de manera que la escuela básica dote a nuestros niños y jóvenes de herramientas para sentirse útiles y productivos.María Francisca Caraballo Maestra Ya está bueno. El problema eléctrico del país tiene que ser resuelto. Los productos se nos están dañando porque nunca hay luz, y la gasolina está muy cara para estar prendiendo plantas. Los precios de los productos de primera necesidad están demasiado altos. La gente viene gritando al colmado porque todo sube y nunca baja. Mira el pan, ya lo subieron a cinco pesos.Jean Carlos Arauco Ideas para el cambio desde la blogosferaLos blogueros y lectores del país desean una restauración en la que prevalezcan los valores humanos y el patriotismo, la fe, la igualdad, la empatía y la anticorrupción. Los comentarios llegan desde la bitácora Con mis ojos (mariasoldevila.blogspot.com), que pidió a los lectores ofrecer al país sus ideas para el cambio. “Yo restauraría la fe de nuestro pueblo. La gente no tiene fe en nuestra capacidad de poder avanzar, y eso ha sido una política construida por el poder, de dentro y de fuera, para debilitarnos. La inmensa mayoría no tiene fe en que podamos hacer las cosas mejor. ‘Si es nuestro es malo, si es extranjero es bueno’ parecería ser el lema que nos rige.Yoni Cruzyonicruz.wordpress.com “Yo restauraría el respeto... el respeto a todo: a los derechos, a la diversidad, a la vida, a los compromisos que cada gobernante contrae al momento de asumir el poder”.Miguel Picciniblogdepi.blogspot.com “Yo restauraría el sentido común, que tanta falta hace ñno sólo a nivel político sino también de las personas que tienen el poder económico de la nación-. Una segunda opción ñmás fantasiosañ sería restaurar la ingenuidad. Tal vez así todos podríamos ser iguales”.Tulio José Mateowww.casiarquitectura.com “Me gustaría que se restaurara la educación a nivel general. Un pueblo bien educado tiene más respeto, más amor al prójimo, más valores morales; un pueblo educado cree firmemente en el valor de la familia, la iglesia, la fe, la esperanza... En fin, todos somos producto de nuestra sociedad, si aprendemos desde pequeños a cuidar nuestra sociedad, aprenderemos a ser mejores ciudadanos. Esta encuesta pone a uno a pensar en nuestro presente”.Juan Medinajvmedina.com/blog “Yo restauraría la creencia en el hombre que ama al prójimo, que ayuda a su vecino, que vele porque el hombre viva en hermandad. Que cada día los hombres y mujeres creamos los unos en los otros sin pensar en engañarnos, odiarnos ni matarnos. Sino que creer, simplemente creer que todos somos iguales genéticamente sin importar sexo, religión, color o estatus social, pero creer que no podemos rendirnos y ser humanos que sabes creer en los de los humanos”.Oriolis Cantalicio (Ocip)manuscritosoricanta.blogspot.com “Creo que hay que restaurar la sensatez (dejar de jugar a que no sé que estoy jugando el juego de un sistema carcomido, en el que unos creen que los demás se lo creen y otros seguimos como si nada aunque no lo creemos) y la identidad cultural. Para arreglar algunas cosas se podría empezar por la jusiticia... pero para eso habría que INSTAURAR el Estado de derecho con todas sus implicaciones, porque nunca ha existido”.Dayerlin Torres “Yo restauraría la honestidad, el amor a la patria, la educación, el respeto hacia nuestros padres de la patria, y restauraría todas las instituciones dedicadas al orden público”.Sergio de la Rosa

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