Un premio para Lecturas

“Ese río es un muerto, sentencia Amaury Valdez, habitante de Boca de Mana. En otra época él era pescador, cuando sobre el pedregal desierto corría un montón de agua limpia y la gente venía de los alrededores a bañarse y pasar el día. El lugar parecía una playa, recuerdan sus pobladores. En los balnearios se vendían cocos, peces, frutas, frituras”. Así comienza el reportaje Arena, agua y muerte, sobre las granceras y sus operaciones depredadoras en los ríos dominicanos y que recientemente recibió el premio Bridgestone de periodismo de investigación, dedicado este año a las categorías ecología, tencnología y economía. Bajo la firma de Gabriela Read y Virginia Rodríguez, el trabajo presentado por esta sección de LISTÍN DIARIO el 19 de agosto del año pasado compitió con investigaciones de otros medios impresos locales. El premio Bridgestone, originado en Costa Rica, busca elevar el nivel de calidad de los reportajes de investigación en Centroamérica y República Dominicana. “Algunos se dejan llevar por sus memorias hasta exagerar las imágenes: “Había tanta agua que uno los pescados los agarraba con las manos”. Ahora Valdez es policía y cuando se le encuentra un martes en la tarde a la ribera del río Nizao y se le pregunta como está, él responde melancólico: ‘Aquí, viendo cómo se nos acabó el río’”, continúa el laureado texto. Para Lecturas de Domingo y LISTÍN DIARIO la ocasión es una fiesta. El reportaje se enmarca en la línea que esta joven sección, que acaba de cumplir un año, pretende seguir: reportajes serios, que contextualicen la realidad dominicana y den sentido a la marea informativa que con frecuencia abruma a lectores y lectoras. Más sobre el reportajeArena, agua y muerte fue publicado en el momento en que la Secretaría de Estado de Medio Ambiente anunció una prohibición de las extracciones de arena en las cuencas hidrográficas del país. Lamentablemente, el problema de los ríos es un tema aún pendiente de solución en el país. “Nigua, Yaque del Norte, Camú, Yásica, Ocoa, Yubazo, Haina, Yuna, Chavón, Iguamo, todos estos ríos también han sido utilizados, en mayor o menor medida, para extraer material de construcción. Pero el Nizao es probablemente el que mejor muestra las consecuencias de esta actividad: contaminación, pérdida de la fertilidad de las tierras aledañas, desaparición de las aguas, modificación de la dinámica hidrológica, merma de la actividad agropecuaria y pesquera de la población”, dice el texto que incluye una pregunta cuya respuesta triste conocemos hoy. “¿Será ésta la prohibición definitiva?”.