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ENTREVISTA

Henríquez Gratereau: “Soy un hombre de mucha suerte”

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Ivelisse VillegasSanto Domingo

Hoy se celebra el Día Nacional del Periodista, ocasión propicia para felicitar a quienes han hecho de esta profesión un sacerdocio adherido a la ética, y a los que evidencian con su literatura los vínculos más íntimos entre los seres humanos, la sociedad y los acontecimientos en los que convergen. Estas características y otras más recaen en la figura de Federico Henríquez Gratereaux, ganador recientemente del Premio Nacional de Literatura 2017.

El jurado lo eligió por su trayactoria como ensayista y su valioso aporte al conocimientos y valoración de la conciencia nacional y la indiosincracia del pueblo dominicano, como pensador y analista de la realidad social, histórica y cultural en la que proyecta su educación, mediante un impecable manejo del idioma.

Gratereaux fue director del periódico El Siglo del 1997 al 2002, productor del programa de televisión “Sobre el Tapete”, con 30 años en el aire. En la actualidad es viceministro de Cultura y escribe de lunes a sábado la columna “A todo pulmón” en el periódico Hoy, lo que avala su filosofía de que “El periodismo es una forma ílicita de ganarse la vida que han tenido muchos escritores”.

Cuando recibe al equipo de Las Sociales, en su despacho, ubicado en el segundo piso del Ministerio de Cultura, lo hace con mucho cariño e inmediatamente comienza su peregrinación hacia el camino de la literatura que dio inicio formalmente con el libro “Notas para una teoría de la sociedad’’ que se publicó con el título un “Ciclón en una botella’’. Luego “La feria de las ideas”, “Empollar huevos históricos”, “Ubres de novelastra”, “Un antillano en Israel”, entre otros.

¿Cómo es Federico Henríquez Gratereaux? Cuando llegué a la capital, proveniente de La Vega, entendí que debía hacer cosas que tuvieran que ver con la cultura, opté por la televisión cultural de columnistas todos los días y vender títulos financieros para educación en las empresas. ¡Soy un hombre de suerte! Nunca me torturaron en la cuarenta en la época de Trujillo y lo pudieron hacer, porque yo estaba metido en muchas luchas contra su régimen. Un día Luis Gómez Pérez, un líder de la izquierda, y amigo de esa época no quiso que yo asitiera a una de esas reuniones que sosteníamos en contra del tirano, porque yo trabajaba; entonces, cuando llegó la policía se lo llevaron a él, y por ende, lo torturaron en la 40 y él nunca dijo que me sustituyó. En esa época nunca tuve que cambiar una ropa vieja por comida. Los jóvenes de clase media no podían soñar con una casa, y viajar era un problema y yo lo tuve todo.

He viajado a medio mundo sin ser rico y sin pedir, claro he viajado en relación a mi trabajo, para estudiar y a reu-niones de periodismo. Y sigo teniendo suerte hasta ahora, con un buen empleo y recibiendo premios, siendo uno de los que más satisfacción me ha dado la Medalla al Mérito Cultural que me entregó el Ateneo Amantes de la Luz, de Santiago, y el más reciente, Premio Nacional de Literatura 2017.

¿ Algún sueño por realizar? Conocer la cultura de otros pueblos. “Uno de mis viajes más memorables fue el que realicé junto a mi esposa, a la presa de Las Tres Gargantas, es una planta hidroeléctrica situada en el curso del río Yangtsé en China. Es la más grande del mundo en extensión y capacidad de producción.

En una de mis columnas 'Una misión Terráquea' plasmé uno de mis más anhelados sueños no realizable porque en cierta época de mi vida soñé con ser un reportero itinerante que redactara “informes” acerca de la vida en distintos lugares del mundo. Suponía que la misión básica de mi trabajo como escritor y periodista sería: “dar cuenta de lo que ocurre en la tierra”. Mucho después descubrí que los temas que despertaban mi curiosidad no interesaban a los demás con la misma intensidad”.

¿Cuál fue su mejor experiencia como reportero? El trabajo de periodismo es encantador, lo disfruto mucho, cuando hago un artículo que me gusta estoy muerto de risa. Como periodista viví tiempos muy buenos, uno de ellos fue cuando viajé en el avión militar con el fenecido expresidente Juan Boch a México para hacer una visita oficial al presidente de ese entonces Adolfo López Mateos. Al día siguiente de regresar de México, el 25 de septiembre de 1963, le dieron el golpe de Estado a Juan Bosch, y quien había llevado todas las noticias de Bosch desde México fui yo. Recuerdo que don Rafael Herrera se fue a su hogar cabizbajo pensando que podría llegar otra vez el régimen, y yo me trasladé al Palacio de la Presidencia, cuando llegó el general de las Fuerzas Armadas, Elvis Viñas, le dijo a Antonio Imbert que si le podían decir a él lo del gobierno de tres. Así se títuló el editorial al otro día: Triunvirato asumirá el poder”.

De ese viaje conserva una bandeja de plata con una tetera y otras piezas. De igual forma, le regalaron una a Francisco Comarazamy, quien laboraba en el periódico el Caribe, y su amigo por siempre.

¿Volvería a dirigir un periódico? Es incómodo, difícil, complicado y más ahora que la política es terrible. Depende... Uno no sabe las ofertas que le van a hacer. Tal vez, aunque ahora quisiera tener un trabajo más tranquilo para escribir y disfrutar de mi familia. Tengo cuatro hijos: Federico, Pía, Laura y Carolina y seis nietos.

¿Cuáles cualidades debe tener un buen periodista? Para ser un buen periodista debes tener lealtad a ti mismo, y mirar las cosas de frente, a los ojos, y mirarla bien de verdad; principalmente cuando haces periodismo de opinión y noticioso como el que hago todos los días. Y recordar que el periodismo es una de las formas de ejercicios de las libertadas públicas.

Intimo. Escribía noticias pintorescas, por ejemplo, en un viaje vio una guinea por la cola del avión en Belice, al notar esta eventualidad se desmontó y escribió una nota. Cuando Rafael Herrera le dijo que confirmara si era cierto que Juan Bosch le había regalado una guinea al presidente de México, ya él tenía la nota redactada. Ante la pregunta de si en algún momento han querido violentar su ética, responde: ”Todo el tiempo. Se necesita bastante habilidad para torear la pérdida de la integridad en el ejercicio, para seguir siendo tal como yo quiero ser”.

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