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CRÓNICA LIGERA

¡El día 8 no me felicite!

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Ana Mercy OtañezSanto Domingo

Por el hecho de ser mujer, no. Reconoce en mí y en todas las mujeres el crecimiento espiritual, humano, técnico y profesional que nos has permitido igualarnos al hombre en alta gerencia, en posiciones deportivas, en escala de mando y en la política.

Aunque esta celebración lo que busca es mostrar que valora nuestras luchas, según narra la historia, el día ocho de los corrientes conmemoramos, “la lucha de la mujer por su participación en igualdad con el hombre, en la sociedad y en su desarrollo íntegro como persona”. Entonces, no es felicitación lo que merecemos, sino reconocimiento, más oportunidades y menos obstáculos para alcanzar nuestras más intrínsecas aspiraciones. Las mujeres hemos demostrado la capacidad necesaria en todas las ramas del saber, desde aquella que eligió ser ama de casa, hasta las que por sus habilidades han gobernado importantes naciones. No es palabras bonitas o inspiradoras lo que las mujeres de este tiempo exigimos una vez al año, sino, hechos que nos permitan avanzar hacia posiciones de poder, donde podamos demostrar nuestras pericias, progreso y perfeccionamiento en la dirección empresarial, política, emprendimientos o en algún nivel de jerarquía. No quiero oír a personas incapaces de abrirnos puertas decir, “Feliz día de la Mujer”. ¡Hipócritas! Sino les pido que, aunemos esfuerzos para que todas recibamos las mismas coyunturas competitivas, y que no sólo seamos nosotras en base a duras demostraciones que logremos la posición, pero no así los mismos salarios. La mujer, catalogada injustamente el “sexo débil” ha incursionado en todas las áreas tecnológicas y ha sido partícipe de los más grandes avances científicos e industriales. Sin olvidar que es el ser humano que da vida.

Sé que no todas hemos vivido los mismos trances, que para muchas este relato le sabrá a “fresa”, pues cada quien tiene una historia diferente que contar, de ahí que muchas mujeres si han tenido que desgarrarse el alma y construir corazas en base a duros golpes, para así, y sólo así, poder saborear el placer de llegar a la cima. Y no es eso lo que queremos, sino ir a la par, sin que a nosotras nos cueste el doble. Pues demostrado está que somos víctimas de distintos tipos de violencia y que este espacio no me permite presentar.

Debe ser una lucha en conjunto, que de manera coordinada nos permita ocupar el lugar que nos corresponde. Ahora bien, sería injusto de mi parte no reconocer que nuestro género posee una debilidad, el destruirnos unas a otras, contrario a los hombres, que se cubren y protegen, sin mirar bandería o posición; pero nosotras solemos descalificarnos antes de dar el voto de confianza o una verdadera apreciación cualitativa y técnica a una colega… Ese el pan nuestro de cada día. Sin embargo, es de todos conocidos el refrán que reza. “En la unión está la fuerza”.

Esta generación no debe continuar bajo las etiquetas de “machismo” y “feminismo”, sino de seres humanos que unidos harán una mejor sociedad, un mejor país y mejor mundo. Si Dios lo permite nos leemos la próxima semana.

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