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DE CERCA

De enero a diciembre

“Ese hombre es loco conmigo.

Me llama diez veces al día, con motivo del mes del amor cada día me lleva una rosa a la oficina, me acompaña a todos lados y hasta me dijo que cuando nos casemos quiere que deje el trabajo para estar más tiempo juntos…” decía una joven a otra en una conversación que escuché en el salón de belleza.

¡Uy, que susto! Pensé, mientras, confieso, hacía un gran esfuerzo por no perderme ni un detalle de la conversación. Era obvio que esta hermosa jovencita estaba fascinada con la etapa que estaba viviendo. No le molestaba la actitud de su pretendiente. Me quedó bastante claro que para ella, ese comportamiento era un símbolo de amor… Quizá hubiese pensado lo mismo a mis 16, pero lo cierto es que con los años vas aprendiendo que algunas relaciones de pareja no llegan sustentadas por el amor verdadero, más bien por una necesidad de sentirnos amadas, y el final no siempre es saludable.

No entraré al tema de la dependencia, la obsesión, o la posesión.

Aunque he leído innumerables publicaciones sobre estos tópicos, no tengo estudios para hablar de eso. Lo que sí puedo asegurar, porque lo he vivido de cerca es que, cuando tu pareja intenta limitar tu libertad y crecimiento profesional, cambiar tu forma de ser o alejarte de tus amigos para que ‘vivas única y exclusivamente’ para él, salir corriendo es la mejor opción.

Solemos confundir amor con muchas cosas. Amar y ser amada es una de las mayores aspiraciones de las mujeres, ¿pero cuánto estás dispuesta a sacrificar por estar al lado de alguien de quien ni siquiera tienes la garantía de que realmente te quiera? Nadie le pertenece a nadie, y no me refiero al irrespeto, hablo de anular tu esencia y existencia para hacer tan solo lo que a tu pareja le agrade y le dé seguridad. A mi hijo, en etapa de noviazgo, le hablo de la importancia de que, en las relaciones aprenda a poner y respetar los límites. Es fundamental que la pareja entienda que no estás dispuesta a renunciar a tu vida, sino, simplemente a compartirla.

El amor de pareja pasa por diferentes etapas y como nosotros mismos, va creciendo y madurando. Pero necesita estar cimentado en bases sólidas, de respeto y comprensión. Amarse no es suficiente, para emprender un camino juntos debe haber propósito. Contrario a lo que algunos piensan, el amor incondicional y desinteresado no suele aplicar en la relación de pareja.

Aquí llegamos con expectativas claras, con acuerdos tácitos de lealtad. Aquí esperamos recibir comprensión, apoyo y solidaridad.

No es solo febrero el tiempo para hablar de amor. Amar es un compromiso que asumimos libres, no para sentirnos felices, porque la felicidad nada tiene que ver con estar acompañados.

El amor no duele, ni molesta. El amor no cohíbe, ni daña, ni atormenta. El amor te impulsa, te motiva, te ayuda a crecer y a prosperar. Te acompaña, pero jamás te limita...

Ojalá que esa joven llegue a conocer a tiempo lo que realmente es el amor y pueda disfrutar una relación estable, no solo en febrero, sino de enero a diciembre.

¡Hasta el lunes!

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