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CRÓNICA LIGERA

“De la abundancia del corazón habla la boca”

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ANA MERCY OTAÑEZSanto Domingo

Y con los avances tecnológicos también el teclado refleja quienes somos. Con dolor y sorpresa he leído las decenas de mensajes despectivos que le escribieron a la modelo Sal García por su participación en el Miss Universo. Ni siquiera nuestros “políticos”, de quienes duramente decimos sentir vergüenza han recibido un “bullying” como al que ha sido sometida esta joven mujer. No comprendo cómo quienes no mueven un dedo para avanzar y tienen la capacidad de destruir los sueños y las aspiraciones de aquellos valientes que contra viento y marea lo arriesgan todo por alcanzar una meta. Sal ha sido la “Miss” más vilmente atacada. Es tan fácil juzgar y maltratar al prójimo que hemos perdido la capacidad de ponernos en sus zapatos antes de dañar. ¡Soy mujer! Y leer cada mensaje sobre Sal me desgarró el alma y sentí una puñalada en cada palabra. Me puse en su lugar, pensé en si fuera mi hija, hermana o sobrina. Y no encontré justificación alguna para tanto daño. ¿Qué tanto dolor puede sentir un ser humano contra otro que quizás ni conoce? ¿Es más fácil opinar para dañar que dar un voto de confianza? ¡Todo ser humano tiene Talento! Fíjese en el suyo, mida sus logros, recorra mentalmente su camino y si usted no ha fallado, no ha tropezado y no se ha equivocado nunca, lo felicito, grítele al mundo su éxito, a ver a cuantos motiva su historia. Mientras, el mundo es de aquellos que nos caemos mil veces y nos levantamos mil y una vez más. No había necesidad de dejar salir nuestra mediocridad interna contra un ser humano que no nos ha hecho ningún mal. Ella, contrario a otros que han despilfarrado millones de dólares suyo, mío y de todos los dominicanos, no recibió el apoyo que a esos les brinda sociedad por robarnos. Las redes sociales son para expresarse. El periodismo ciudadano es un hecho. ¿Pero hay necesidad de insultar o descalificar a nivel personal para decir que no estamos de acuerdo o que no nos gusta tal o cual persona? Sal, nos representó dignamente en la lejana Filipinas y en ese certamen quien brilló fue nuestro país, nuestro merengue, el arte nacional en el traje típico, el talento de nuestros diseñadores, el carisma de los dominicanos y todo el atractivo turístico que envuelve a esta nación. No era Sal, era República Dominicana, la que todos decimos amar. ¡Yo tengo una Reina! Humana, que venció las burlas, los motes y los memes para conquistar una ilusión, con o sin corona es una Reina, que se ganó mi respeto, por ser una luchadora que encontró solo la protección divina para alcanzar un fin, que en vez de avergonzarnos, debe servirnos de motivación. Reconozco su entrega, superación, horas de trabajo, fuerza, valentía pero sobre todo sus agallasÖ Sigue adelante, continúa tras tus más íntimas aspiraciones. Tus críticos, valoraron tus debilidades entre amigos o desahogaron su furia en las redes, nunca delante de ti, no están en tu misma posición. “Pues lo que a ti sobra a ellos les falta” ¡Valor! La gracia de todo esto está en que no leí a ninguna mujer con tus condiciones tirar por el suelo lo que con sacrificios has logrado. ¡No era Sal García era una dominicana y merecía todo nuestro respaldo, apoyo y respeto! Nos leemos la próxima semana.

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