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CRÓNICA LIGERA

¡Vida nueva, en Reyes Magos!

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Ana Mercy OtáñezSanto Domingo

He visto a mucha gente escribiendo bonitos men­sajes cargados de buenos deseos para este año que recién inicia. Mientras hay quienes han tenido la osadía de copiar textos hechos y ajustados por otros, porque el contenido está lleno de palabras lindas y rebus­cadas que creen pueden definir lo que esperan o desean para los próximos trecientos y tantos días. ¡Error! Sus necesidades nunca serán las mismas.

Cada ser humano tiene sus propias ambiciones, que nunca podrán igualarse a las de nadie más y cada quien posee una lista muy personal de prioridades que les obligan a trabajar en lo que quieren lograr en este periodo de tiempo de manera individual. Para mí el inicio de un año es lo más parecido a un viaje pro­gramado, del cual debemos tener muchas herramientas a la mano que debemos saber utilizar, antes, duran­te y al llegar a nuestro des­tino. Claro, todo depende de nuestra visión y de nuestras acciones al momento de ele­gir el trayecto e identificar las vías y sus alternativas de cómo llegar a la meta.

¡La vida suele ser un viaje! Así que acomódese y trate de disfrutar el trayecto. Cierre ciclos. Guarde los buenos recuerdos. Depure las experiencias y emprenda la marcha. Tenga el valor de elegir sus compañeros y acepte que tendrá que detenerse varias veces en distintos puntos del camino, pues este le mostrará algu­nas curvas que lo obligaran a descender, mientras, más adelante están las rectas que le permitirán avanzar. Por algunos kilómetros deberá subir un largo cerro, mientras al continuar encontrará un llano donde podrá respirar, recargar energía y continuar. No olvide rellenar su vehículo de combustible y chequear el comportamiento de su maquinaria tras recorrer decenas de kilómetros. Eso es seguridad. Aprecie el paisaje. Acepte las diferen­tes situaciones que le pre­sente el recorrido, no olvide que tendrá que detenerse de manera voluntaria, otras paradas serán obligatorias o forzadas por las circun­stancias. Ahí es el momento indicado para hacer un autoanálisis donde reconoz­ca que dejar y con qué continuar… Tenga claro que algunas personas deberán bajar del autobús de su viaje, mientras otras subirán para recorrer junto a usted la senda de su destino.

Escriba usted la historia que quiere contar y no viva los sueños de otros. Viva sin prisa. Disfrute de los peque­ños detalles. Ame, ría y baile de manera desmedida. Trate de hacer su recorrido con una carga ligera. Elija si quiere vivir de sorpresas. Si está cansado de planificar y no alcanzar sus objetivos, entonces deje a Dios actu­ar… Identifique sus talentos y disfrute sus pasiones.

Con la gracia divina de nuestro Señor Jesús nos leemos la próxima semana.

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