¡Salidas entre amigas! Dos veces por semana.

Recientemente una de mis más ocurrentes comadres me envío un “meme” que resaltaba la importancia de compartir con las amigas en salidas especiales y al mismo tiempo recomendaba las frecuencias. Entre el texto, la imagen y yo tuvimos un amor a primera vista, lo que despertó el gusanillo del conocimiento en mí y de inmediato corrí hasta donde el primo “Google” a verificar el dato. Me encontré con la confirmación de que la misma es el resultado de una investigación científica, lo que alimentó mi estilo “bonchero” al que solo hay que incluirle vino tinto o cava y una buena conversación. Los resultados, avivaron mis razones a seguir realizando con mayor regularidad estos encuentros, sin fechas especiales o motivaciones de júbilo, sino cuando el alma lo necesite. El estudio al que me refiero acredita la realización del mismo a la Universidad de Oxford, afirmando que, las mujeres que salimos por lo menos dos veces por semana con nuestras amigas más cercanas, contamos con mejor salud y estado de ánimo. Según la investigación, tener amigas que te apoyen y que estén dispuestas a escucharte en cualquier momento, fortalece el espíritu, llena los vacíos emocionales y ayuda a reconfirmar la realidad de lo que estamos viviendo. Mientras que para los hombres nuestras largas charlas no son más que chismes, modas, estilos, redes sociales y otros tópicos banales, esta indagación demuestra todo lo contrario, y yo lo creo. Nada es más reconfortante que tener con quien debatir situaciones que solo nos pasan a nosotras y cuando éstas son bien canalizadas aportan soluciones saludables que benefician nuestro organismo. Y mire que estar bien anímicamente y con el alma tranquila para las mujeres es relevante. A mí me llamó la atención de la investigación universitaria, cuando detalla la importancia de la periodicidades de estas salidas, pues nos ayudan a que el cerebro libere la hormona oxitócina la cual reduce el estrés, produciendo un efecto tranquilizante en nuestro cuerpo, al tiempo que contribuye a que las enfermedades relacionadas con la presión arterial y el colesterol muestren una notable reducción, contribuyendo a que nuestro ciclo de vida se prolongue un poco más que el de los hombres. Esto ha sido una confirmación a mis prácticas de vida más comunes, pues siempre he dado prioridad a mis encuentros con amigas. Yo he comprobado de forma directa y fehaciente que, tener una buena amiga aunque sea a la distancia, con quien contar hasta con una llamada, es el soporte ideal y directo ante cualquier situación que tengamos que enfrentar. Sobre todo, esos que llegan y entran en lo más profundo de nuestro ser sin que ni siquiera nos dé tiempo a abrirles las puertas. Me refiero a los del corazón y el alma, como lo es: la muerte de un ser querido, la ruptura de una relación amorosa o la llegada de una enfermedad grave. Tengo la teoría de que las “amigas” son hermanas que Dios me ha dado el privilegio de elegir y ellas han estado para mí como yo para ellas en las buenas y en las malas.