C. Federico Gómez el rostro de una marca

Hay hombres que por su actitud aguerrida ante la vida y los negocios transforman su entorno y todo lo que tocan. Ejemplo hay miles... pero no todos tienen la perseverancia, la pasión y el optimismo que caracteriza a Cristóbal Federico Gómez, propietario de Laboratorio Magnachem.

Entró a la oficina a pasos lentos, muy erguido, saludó con un apretón de manos de un joven de 20 años, pese a los 85 que hoy, gracias a Dios, presume.

“Nunca, nunca te rindas”, lo dicho por Winston Churchill es el mismo lema de este empresario farmacéutico, que un día decidió emprender su propio negocio sin la ayuda de nadie.

Cristóbal Federico Gómez habla de sus logros y fracasos en todos los aspectos.

Su tono al conversar es pausado, en armonia con su mirada que da la impresión de estar reviviendo el momento; cuando su padre “que era muy fuerte”, según él, le dijo que si no daba para los estudios tenía que trabajar de obrero en la finca. Lo castigó obligándolo a hacer los trabajos más duros, e incluso distribuir la leche en una carreta por las calles de La Vega.

“No me doblegué. Luego conseguí un trabajo de Visitador a Médico en la empresa Schering Corporation, que distribuía productos famarcéuticos americanos y europeos. Era el 1959. Fidel Cas- tro subió al poder, e incautó todas las fábricas americanas, incluyendo la que yo trabajaba y el Che Guevara dijo que llevaría la revolución a toda Latinoamerica ‘ese fue mi socio cincunstacial’. Al quedar sin empleo suspendí mi boda con la que ahora es mi esposa, Diana.

Pese a que sus amigos decían que era un soñador, con apenas 125 dólares, comenzó a hilvanar su sueño basado en una política de ahorro que le permitió hacer su primer pedido con menos de mil dólares, en el edificio que nos recibió, C. Federico Gómez, establecido hace 54 años.

Al inicio importaba productos farmacéuticos y distribuía en todo el país. Luego de ver que algunos de los productos que representaban no lo producian y quería aumentar sus ventas, se vio en la necesidad de crear una empresa que fabricara los productos. Y así nace Laboratorios Magnachem Internacional, importando productos terminados desde Alemania en 1976. Hoy, la empresa cuenta con una v a r i e d a d de 230 productos y marcas de medicamentos del país y exportan a Estados Unidos, México, Haití y Cetroamerica.

Para ser exitoso, la clave es trabajar mucho, dice Gómez. “Me levanto a las 3:00 de la mañana. A las 5:00 llego al gimnasio y a las 8:00 ya estoy en la fábrica en Haina.

Soy adicto al trabajo. Yo disfruto lo que hago”.

Esta afirmación es corroborada por su hija Dianne, quien dijo que compartir la vida laboral con su papá, es un privilegio, porque es un hombre visionario, trabajador, honesto, leal, con una pasión increíble por lo que hace y leal a sus convicciones”.

FAMILIA El legado continúa... Tiene 4 hijos: Odile, Federico, Dianne y Cathnerine, quienes les han dado 8 nietos. Dice que pasará el patrimonio empresarial a un fideicomiso para preservarlo, como una forma de que las futuras generaciones continúen su legado empresarial en favor de la salud del pueblo dominicano.

Comprometidos con la salud UN SUEÑO: “Somos el único laboratorio de investigación en el país con una molécula del cáncer patentizada en 35 países en nivel de desarrollo. “Estamos en una etapa que no podemos lanzarla porque se necesitan miles de millones de dólares y hemos tratado de asociarnos con grandes empresas, pero ha sido imposible. Mientras eso llega seguiré innovando, lanzado e incorporando más productos, especialmente cardiológicos. Siempre estaremos agradecidos por la confianza de los médicos y la aceptación de los pacientes”.