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CRÓNICA LIGERA

Yo lo celebro todo...

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ANA MERCY OTAÑEZSanto Domingo

¡Celebro la vida! Porque siempre fui una niña enferma, mis constantes crisis de asma me hicieron perder algunas fiestas, celebraciones de cumpleaños, encuentros familiares, uno que otro juego importante de volleyball y tuve muchas ausencias a clases. Aún retumban en mis oídos los regaños sino tomaba las medidas necesarias ante un cambio brusco de temperatura, una tos seca después de una carcajada o el simple hecho de dejarme mojar en la lluvia. Sólo después de tener mis hijos puede entender las extremas medidas en las que me crié y hoy que sé que en algún momento les dí significativos sustos a mis padres. Lo que me hizo tomar consciencia de lo importante que es la vida a muy temprana edad. Yo lo celebro ¡todo!, porque vivir es un lujo, no son las cosas materiales las que le dan sentido a tú vida, son tus acciones para enfrentarla y el permitirte disfrutar todas las cosas que tienes. Y cuando te desarrollas bajo esta teoría vives en agradecimiento a Dios, que nos da la oportunidad de un nuevo despertar cada mañana. Nos colma de un sentimiento tan noble como el amor y a través de este estremecimiento que se manifiesta entre el cuerpo y el alma nos da la capacidad de expresarlo de diferentes formas, permitiéndonos plasmarlo en cada uno de manera distinta. ¡Yo lo celebro todo! El estar viva, el ser testigo de importantes acontecimientos, el trabajo, los tropiezos y la forma que con estilo me levanto. ¡Yo lo celebro todo! Ser mujer, ser madre, ser hermana, ser amiga, ser tía, ser madrina, ser compañera, ser profesionalÖ Porque en cada uno de estos roles tengo la oportunidad de dar lo mejor de mí. Mis celebraciones no son por un día, una situación o una fecha, mis festividades son mi estilo de vida, al que le he dado forma a través del tiempo con una sonrisa, algunas lágrimas, en compañía o en solitario, con música de fondo o a ritmo de un buen merengue. Todo depende de mí escenario. Es que celebrarlo todo no es una fiesta constante cargada de alcohol o derroche, no significa que no tenga momentos de desconsuelo o desilusión, sino vivir en alegría, no amargada o en constante pelea con la vida, ni pregonando las situaciones difíciles que nos toca enfrentar cada día y mucho menos vivir en una constante quejaÖ ¡Yo lo celebro todo! Desde que el amor siembra en lo más profundo de mi ser maripositas que danzan sola, hasta cuando estas deciden abandonarme y salir volando. ¡Yo lo celebro todo! Cuando me toca aprender o cuando tengo que enseñar; cuando decido crecer y superarme; cuando puedo apreciar la belleza de la luna llena o cerrar los ojos por el candente sol o ver un atardecer frente al mar. ¡Yo lo celebro todo! El recorrido, el camino, los pasos y las paradas; cuando descanso o cuando brindo con una cava. ¡Yo lo celebro todo! Se dar la bienvenida a nuevas personas a mi vida y despedirlos en paz cuando deben irse. Y qué decir de mis ocurrencias, de mis errores o de bailar en la calle, todas esas manifestaciones ameritan una celebración, si, diferente, pero deben celebrarse.

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