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CRÓNICA LIGERA

¡Mirémonos en Estefany! El torneo de Puerto Bahía

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Ana Mercy OtañezSanto Domingo

¡Hola, buenos días! Con bendición divina de nuestro Señor Jesús, nos encontramos esta semana... Cuando mi hijo mayor me dio la noticia de que una joven se había lanzado desde el túnel de la avenida 27 de febrero con Máximo Gómez, con la intención de que ubicara cómo volver a casa, inmediatamente corrí a las redes sociales a buscar información... Bajo el temor de ver lo peor, sin embargo, solo atiné a dar seguimiento al caso de Estefany María Báez, no con el morbo de obtener datos como periodista, sino como madre y mujer... Más tarde al finalizar el día y en silencio que llega a mí, luego de cumplir mis responsabilidades profesionales y de madre, llegué a la conclusión de que es momento de “mirarnos en Estefany, pero sin héroe...”. Sustento mi teoría en la sociedad que estamos construyendo y en las prioridades que estamos dando a nuestras responsabilidades de ser padres o tutores de las próximas generaciones... ¡Un cliché! Sí, que debe ponernos a pensar y a ubicar en Estefany a nuestros hijos, sobrinos y a los hijos de los amigos, porque aunque no lo creamos puede ser que en nuestros hogares vivan hijos abandonados a nuestro lado, consentidos hasta tal punto que los hemos malcriado, prepotentes e imponentes que, por la formación recibida, no andan buscando ganarse un espacio en la sociedad o realizar un sueño sobre la base de sus conocimientos, preparación técnica o profesional, sino que procuran una vida fácil y ligera basada en el esfuerzo de sus mentores... Muy contrario al desprecio, la falta de atención, que quizás con la finalidad de darle una mejor vida fue sometida esta joven, solo proporcionándole deterioro emocional, aumentando la falta de amor propio y el distanciamiento familiar, todo esto acompañado de una situación de embarazo no deseado, no le dejaron camino más que el suicidio, una forma rápida de acabar con todo... Si no nos detenemos a trabajar en la sociedad que queremos “todas podemos ser Estefany”, desde cualquier posición o edad, en donde solo Dios como héroe puede salvarnos... Porque muchas de nosotras vivimos entre sentimientos que se anclan en lo más profundo de nuestras emociones y viajan a alta velocidad entre el cerebro, el alma y corazón, las cuales sin atención o soporte podrían llevarnos a atentar contra nuestra vida y, es que hoy en día las responsabilidades nos arropan, los hogares uniparentales abundan y las técnicas psicológicas marcan otras tendencias en la crianza, todo esto sin sumarle la era de la comunicación digital y lo que por ahí nos llega... Las mujeres estamos más expuestas en los diferentes ambientes emocionales que combinados con un acto de inexperiencia o por la fuerza de la desigualdad pueden agarrarnos de las manos y llevarnos a cometer el mismo error de Báez, que no es más que el reflejo de nuestra juventud, de la falta de orientación, de guía y de cómo se cría en este tiempo. Estefany encontró en Luis Carlos Jiménez Hernández, un héroe que sin ánimo de ser protagonista de la vida real, se ganó nuestra admiración y respeto. Sin embargo, a mí me preocupa Estefany... Porque todos debemos mirarnos en su espejo...

¡Nos reencontramos la próxima semana con la bendición de Dios!

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