El rencor: un sentimiento que envejece y destruye

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Cultivar el rencor obstaculiza nuestro desarrollo personal y profesional, además hace que nuestro cuerpo libere sustancias químicas que tienen un efecto altamente negativo sobre la salud. A pesar de esto, muchos de nosotros insistimos en aferrarnos a los agravios, continuando y vendiéndonos como víctimas de quienes nos han herido.

Alimentar el resentimiento nos lleva a aumentar la ira, la

negatividad, el envejecimiento, la violencia, enfermedades y muchas otras cosas más.

Estas emociones no son más que una reacción defensiva ante una razón preponderante y ante un único sentimiento: la insatisfacción personal total.

Es bueno saber que si no trabajamos sobre esto, si no controlamos el sufrimiento, el desencanto y la amargura que provoca tales emociones negativas, nos encaminamos, irremediablemente al declive y la auto destrucción, tanto física, mental, emocional, y en muchos casos hasta social. Ya que no es menos cierto que muchos cuestionan las informaciones y puntos de vista de lo que estas personas continuamente expulsan acerca de lo que consideran sus victimarios.

Esto se les hace a ellos mismos cada vez más decepcionante, al comprobar que sus palabras no tienen igual efecto en los demás, ya que, muchas veces, el que ha causado el daño puede ser que, en ocasiones, sea una persona ejemplar, tanto a nivel familiar como social, y las quejas y comentarios venenosos no hacen más que ir en detrimento de nuestra propia imagen.

Todas estas situaciones presentan un escenario verdaderamente penoso, ya que casi siempre no conseguimos inyectar el veneno que quisiéramos, sobre todo cuando los hechos contradicen nuestras palabras.

Los especialistas en el tema insisten: “No perdonar es elegir el sufrimiento”. También como que la mejor y más poderosa medicina es el perdón.

Debemos analizar un poco y vernos a nosotros mismos y a nuestros resultados, para poder ser justos al juzgar a nuestros familiares o relacionados.

Los expertos afirman que lo que necesitamos perdonar en los demás puede ser algo en nosotros mismos, lo cual hemos encubierto tanto a nuestro entorno, como a nuestra propia conciencia...

¡A limpiarnos y perdonarnos!

¡Hasta la próxima entrega!