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Gobierno de Perú veta ingreso a Evo Morales por proselitismo

El Gobierno del Perú decidió impedir el ingreso a este país al expresidente boliviano Evo Morales y a otros ocho de sus connacionales por considerar que hicieron proselitismo político en el sur peruano contra el mandato de la presidenta peruana Dina Boluarte en relación a las protestas y a grupos con iniciativas secesionistas en esa zona.

Según la Superintendencia Nacional de Migraciones peruana, en los últimos meses, los ciudadanos bolivianos señalados “ingresaron al país para efectuar actividades de índole política proselitista”.

“Constituye una clara afectación a nuestra legislación migratoria, a la seguridad nacional y al orden interno del Perú”, alegó la entidad estatal en un comunicado el lunes.

La decisión se dio el viernes 6, pero se comunicó tres días después.

El primer ministro peruano, Alberto Otárola, adujo que Morales y los otros ocho bolivianos sancionados “han estado muy activos propiciando una situación de crisis en el país”, por lo que se dispuso esa restricción que calificó como “decisión muy firme del Gobierno peruano”.

“(Morales) no volverá a entrar más al Perú, salvo que se levante este impedimento”, resaltó.

La canciller peruana, Ana Gervasi, en una comisión del Congreso a la que fue citada el lunes por las actividades de Morales en el sur del Perú, dijo que es competencia de la Superintendencia de Migraciones tratar el flujo irregular de bolivianos y sancionar a extranjeros que incurran en conductas incompatibles con la calidad migratoria que reciben.

Sobre el foro Runasur, que promueve Morales y que un sector del Parlamento peruano considera que promueve el secesionismo, Gervasi indicó que su Cancillería “no tolera iniciativa alguna que pueda poner en peligro nuestra soberanía e independencia, la integridad de nuestro territorio, la seguridad nacional, la dignidad nacional, el sistema democrático o la plena vigencia de los derechos humanos y libertades fundamentales”.

La canciller dijo que está pendiente el nombramiento de un nuevo embajador de Perú en Bolivia y que se haría “en función de la evolución de la circunstancias de la relación con dicho país”.

La anterior embajadora, Karina Palacios, fue retirada tras ser llamada a consulta en diciembre como reacción a un comunicado que emitió Bolivia, conjuntamente con México, Colombia y Argentina, en respaldo al antecesor de Boluarte, Pedro Castillo, que había sido depuesto.

Sobre los pedidos de algunos congresistas de aplicar decisiones más drásticas respecto a Bolivia, Gervasi matizó que no era competencia de su sector porque Morales no era jefe de Estado.

“No nos corresponde romper relaciones con un país cuyo gobernante no es la persona mencionada”, dijo tras insinuar diferencias entre Morales y el actual presidente boliviano, Luis Arce. “No me voy a manifestar sobre los asuntos internos en Bolivia, pero cualquiera que quiera googlear, se dará cuenta de cuál es la relación entre ambos personajes”, alegó.

El superintendente de Migraciones peruano, Armando García, precisó en la misma comisión del Congreso que los otros ocho bolivianos impedidos de ingresar al país son Félix Cárdenas Aguilar, Cecilio Máximo Ilasaca Quispe, Isabel Ala Condori, Édgar Ramos Laura, Mario Mita Daza, Dionisio Núñez Tangaray, Delina Chile Mamani y Francisca Alvarado Pinto, exfuncionarios de Bolivia o colaboradores de Morales o su grupo político, el MAS.

Políticos de Perú cuestionan la participación de Morales y de su entorno en reuniones con grupos opositores al gobierno de Boluarte en la región Puno, ubicada en el sur peruano y limítrofe con Bolivia. Las críticas crecen ante iniciativas secesionistas de algunos colectivos que plantean que el sur peruano se separe como estado independiente.

El congresista conservador Jorge Montoya presentó una denuncia penal contra Morales, a quien acusa de promover la separación del Perú y demandó que se impida su entrada al país. Su colega de bancada, José Cueto, pidió que se capture al exmandatario boliviano.

Las protestas contra el gobierno de Boluarte continúan en una nueva fase, tras retomarse luego de una tregua parcial por fiestas de fin de año. La convulsión tiene mayor intensidad en el sur peruano. Los manifestantes exigen la renuncia de la mandataria, el cierre del Congreso y nuevas elecciones. Hay quienes también reclaman que se le libere a Pedro Castillo, antecesor de Boluarte que fue depuesto y está preso e investigado por presunta rebelión.

Las protestas que comenzaron en diciembre han dejado más de 20 muertos y cientos de heridos. La Fiscalía ha iniciado una investigación a Boluarte y sus ministros por los fallecimientos.

Boluarte asumió el gobierno luego de que Castillo, que era presidente desde el 2021, fuera destituido por el Congreso tras intentar disolver este poder del Estado con un mensaje televisivo el 7 de diciembre. La actual mandataria era vicepresidenta y fue elegida en la misma lista con su antecesor. El Parlamento la juramentó el mismo día de la destitución de Castillo por ser sucesora constitucional.

Castillo fue detenido cuando iba en un vehículo con su comitiva en una avenida del centro de Lima. Según la Fiscalía, se dirigía a la embajada de México para buscar asilo político.