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SUIZA

Entierran a la pareja suiza del glaciar 75 años después de su muerte

La pareja formada por un zapatero y una institutriz, hallada momificada en un glaciar del sur de Suiza 75 años después de su desaparición durante una tormenta, fue sepultada este sábado cerca de su ciudad natal en presencia de las dos únicas hijas del matrimonio que todavía viven.

La ceremonia tuvo lugar en la iglesia de Savièse (cantón del Valais, en el sur), a unos kilómetros de Chandolin, de donde eran oriundos Marcelin Dumoulin, de 40 años, y su esposa Francine, de 37, cuando desaparecieron el 15 de agosto de 1942 en una montaña del cantón vecino de Berna.

"Es el día más hermoso de mi vida", declaró al finalizar la ceremonia una de las dos hijas del matrimonio, que tenía otros 5 hijos, todos fallecidos.

Los nietos y bisnietos, así como numerosos habitantes de Chandolin y de Savièse, acudieron a una iglesia llena a rebosar con motivo de las esperadas exequias.

En esa misma iglesia, la pareja había asistido a misa aquel 15 de agosto, antes de emprender ruta por la montaña, recordó el sacerdote Jean Vearone, citado por la agencia de prensa suiza ATS.

Los cuerpos, arrastrados por el glaciar de Tsanfleuron, fueron descubiertos el 13 de julio por un empleado de una estación de esquí durante una visita de rutina, a 2.615 metros de altura.

Perfectamente conservados, yacían muy cerca el uno del otro, con unas mochilas, una botella y un reloj junto a ellos.

Monique Gautschy, una de las dos hijas, que tenía 11 años en aquel entonces, contó que sus padres se vieron sorprendidos por una tormenta.

"Los vi irse aquel sábado por la mañana. Hacía un tiempo radiante. Tenían que pasar la noche en la pradera de Grilden y volver el domingo".

"De golpe, un gran nubarrón negro recubrió el glaciar por la tarde. Mi tío pudo ver a mis padres una última vez con sus prismáticos", agregó. "Debieron pasar sobre un puente de nieve y caer por una grieta".

Después de dos meses y medio de búsquedas infructuosas, los siete hijos, de entre 2 y 13 años, fueron repartidos en familias de acogida.

"Es un acontecimiento excepcional acompañar a alguien 75 años después de su muerte", afirmó el cura de la iglesia de Savièse. "Pero tres cuartos de siglo después, la familia puede por fin dejar de preguntarse '¿qué habrá sido de ellos?'"

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