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Cuba digiere cerrojazo de Trump entre silencio oficial y tristeza de la calle

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Lorena Cantó / EFELa Habana, Cuba

El Gobierno cubano dio ayer la callada por respuesta a la decisión del presidente de EE.UU, Donald Trump, de retroceder en el acercamiento bilateral con nuevas restricciones al comercio y los viajes que sumieron en la desolación al sector cuentapropista, uno de los más beneficiados por el "deshielo".

Diplomáticos, altos funcionarios cubanos y empresas estatales emprendieron una cruzada en las redes sociales con la etiqueta #Cubaesnuestra para deplorar el giro decidido por Trump, pero no se produjo una respuesta oficial del Ejecutivo de Raúl Castro, que se había mostrado abierto a continuar con el diálogo iniciado durante el mandato de Barack Obama.

La principal reacción tuvo lugar antes de los anuncios: el diario Granma, órgano oficial del Partido Comunista de Cuba -único legal-, publicó ayer un artículo a toda página en el que sostenía que Trump ha sido mal aconsejado por "unos pocos legisladores de origen cubano" que usaron "chantajes para secuestrar la política" hacia la isla.

El texto aludía al senador republicano Marco Rubio y el congresista Mario Díaz-Balart, quienes este viernes acompañaron al mandatario durante el mitin en Miami, epicentro del exilio cubano, en el que desveló las nuevas políticas hacia Cuba.

Ese acto fue seguido minuto a minuto en Cuba por las páginas web de la prensa estatal y también lo retransmitió en directo el canal venezolano Telesur, que en Cuba forma parte de la parrilla televisiva local.

Y a pesar de que fue para quemar puentes con Cuba, la aparición de Trump en las pantallas de los hogares cubanos desató el célebre "choteo" cubano: en la calle, una mujer comentaba hoy que mientras a Obama le costó casi ocho años salir en directo en la televisión de la isla, su sucesor lo había logrado en tan solo seis meses.

Sin embargo, no hubo un atisbo de humor en las reacciones de los cuentapropistas, el incipiente sector privado cubano que tanto se ha beneficiado del aumento de visitantes estadounidenses, incluso cuando éstos aún tienen prohibido visitar Cuba como turistas.

"Tengo un 85 por ciento de turismo estadounidense, para mí esto es devastador. Él (Trump) también comentó que iba de algún modo a apoyar al sector privado y con esta regulación él no apoya el sector privado", dijo a Efe Niuris Higueras, propietaria del prestigioso paladar (restaurante privado) "Atelier".

Para esta trabajadora por cuenta propia, el hecho de que se restrinjan de nuevo las condiciones en que los estadounidenses pueden viajar a Cuba "a personas como yo nos esta poniendo mas difícil la formula de trabajo y de crecimiento".

"Yo no lo veo como un regalo, sino como una problemática más difícil, va a incrementar la escasez de productos, de clientes", lamentó la joven.

Con el mismo pesimismo, equiparándolo a un "regalo envenenado", acogieron la noticia los propietarios de alojamientos privados, las llamadas "casas de renta", y artistas y diseñadores independientes que habían visto florecer sus negocios gracias al creciente flujo de visitantes del país vecino.

El año pasado visitaron Cuba casi 285.000 estadounidenses, una cifra que ya se había igualado entre enero y mayo de este año.

La disidencia interna se mostró dividida sobre las nuevas medidas, que incluyen un veto a los negocios con empresas isleñas controladas por las Fuerzas Armadas cubanas, estamento que controla un alto porcentaje de la economía del país y sus sectores estratégicos, entre ellos el turismo.

Aunque Trump no las mencionó expresamente en su discurso, esa medida apunta al conglomerado Gaesa (siglas de Grupo de Administración Empresarial S.A.), presidido por el general Luis Alberto Rodríguez López-Calleja, ex yerno de Raúl Castro.

Esa firma posee, entre otros negocios, el grupo Gaviota, uno de los principales emporios turísticos de Cuba, además de divisiones de importaciones y exportaciones, la cadena de Tiendas de Recaudación de Divisas (TRD) Caribe, inmobiliarias, constructoras y empresas de servicios portuarios.

Otro posible objetivo es Cimex, un consorcio también bajo control militar que tiene bajo su control buena parte de las gasolineras, el Banco Financiero Internacional y la financiera Fincimex, así como la cadena de tiendas Panamericana y diversas firmas de servicios.

La líder de las Damas de Blanco, Berta Soler, afirmó a Efe que los anuncios de Trump le llenan "de regocijo" y beneficiarán a la sociedad civil cubana porque "el dinero que reciben producto de los negocios con las Fuerzas Armadas es para reprimir y no para mejorar la vida del pueblo de Cuba".

Por contra, el disidente Manuel Cuesta Morúa, de la organización Arco Progresista, consideró los cambios "una mala noticia para la promoción de la democracia en Cuba y también una mala noticia para los cubanos en general el regreso a una política fracasada".

"Pensar que el aislamiento de un gobierno pueda impulsarlo a hacer cambios positivos en favor del respeto a los derechos humanos y la democracia es no leer lo que está sucediendo en el mundo actualmente", agregó.

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