El referéndum de Recep Erdogan

El presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, se ha envuelto en una agresiva disputa diplomática con Alemania y con Holanda porque las naciones europeas impidieron la entrada de varios de sus ministros, los cuales se disponían a participar en manifestaciones políticas a favor de un referéndum que le daría al líder turco mayores poderes.

Programado para el próximo 16 de abril, el gobierno turco pretende llevar a cabo un cambio constitucional para crear un sistema presidencialista, a través del cual podría “gobernar mediante decreto, elegir un tercio del máximo órgano judicial, ‘guillotinar’ el Parlamento suspendiéndolo unilateralmente y liderar un partido político”. Sería presidente y no primer ministro.

Con esos elementos, definitivamente, Ankara se aleja cada día más del concepto de libertades democráticas o el “imperio de la ley” al estilo europeo. Solo falta empezar a llamarlo “dictador”, al estilo el egipcio Hosni Mubarak, el iraquí Sadam Hussein, el libio Mohamed Gadafi y el sirio Bashar Háfez al-Asad.

Todo se produce luego de la intentona golpista del pasado 15 de julio pasado, tras la cual desató una persecución ilimitada contra todo aquel que se oponga contra su imagen o gobierno (disidentes, para algunos), en lo que denominó una “guerra al terrorismo”.

Lo extraño es que algunos países europeos han permitido las campañas del gobierno turco a favor del “Sí” en territorio extranjero. Tanto Bélgica como Alemania impidieron las manifestaciones (Berlín posteriormente cedió, bajo sus reglas), Francia no. Austria, Suiza y Suecia “han suspendido algunas, aunque no todas”.

Vender el referéndum a su favor es demasiado importante para el gobierno de Erdogan, debido a que la población migrante turca residente en países europeos mantiene una amplia influencia en las políticas gubernamentales en Ankara.

Como ejemplo, según EFE, “en las últimas elecciones, celebradas en noviembre de 2015, un 69% de los turcos residentes en Holanda, Bélgica y Austria votó por el AKP (Partido de la Justicia y Desarrollo), frente al 48% en la propia Turquía”.

Europa necesita evitar otra ola de inmigrantes como la del año pasado, desde países en conflicto, y además, pesa la lucha contra el Ejército Islámico, y el aliado que ha jugado un gran papel tiene un nombre: Recep Tayyip Erdogan.