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DE LO GLOBAL A LO LOCAL

La inmigración llegó para quedarse

Asistimos a una nueva ola migratoria global, considerada por el Banco Mundial sin precedentes en la historia de la humanidad, casi 300 millones de personas el pasado año 2016. India mayor emisor, EEUU, mayor receptor. En América Latina, la República Dominicana (RD) está entre los primeros receptores. Es un asunto de interés global, parte del drama humano, que demanda una reflexión, el por qué existe y qué podemos hacer. El hombre primero fue nómada, entiéndase un errante que paraba donde podía satisfacer sus necesidades básicas de alimentación, seguridad y protección. Vivía de la recolección y la caza.

El mundo era uno, ancho y propio. Luego, un grupo se estableció a orillas de un río, aprendió a transformar el medio ambiente a su favor, dando inicio a la agricultura y a la domesticación de animales. Nace el trabajo, pero también la necesidad para ese grupo que se adelantó a los demás, de proteger su producción de los que todavía estaban en la etapa inferior. Nacen las fronteras y por tanto el ejército para protegerla de los invasores externos, y quizás las primeras normas de control de esas fronteras. Igual se fueron estableciendo otros grupos en otros lugares. Ya el mundo no era uno. La propiedad privada, los modos de producción, la división del trabajo, el Estado, el derecho y las relaciones internacionales todos estos elementos que hoy conocemos, fueron complicando la situación a los que todavía imaginaban un mundo sin fronteras. Lo natural entonces es que el hombre emigre, que se desplace hacia el lugar del planeta donde se le presente la oportunidad de vivir mejor, por eso siempre lo ha hecho y lo seguirá haciendo. La migración vino para quedarse, es parte de la esencia del ser humano. Los motivos del que emigra hoy son los mismos de siempre: mejorar la calidad de vida, satisfacer las necesidades básicas y otras que la sociedad consumista ha creado.

Por eso es que el hombre ha sabido siempre buscar la forma de violar todos los controles que le impiden su natural derecho a la movilidad en su planeta. Además, la libertad de movilidad es una atribución establecida en el artículo 13 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. La prohibición no impedirá la migración, ninguna prohibición produce el efecto deseado. Lo único que impedirá que el mexicano siga moviéndose a EEUU, el haitiano y el venezolano a la RD, es que encuentren dentro de sus países una oportunidad para vivir con dignidad. La migración, esa que se ha convertido en problemas para algunos países, podría terminarse cuando tengamos un mundo más equitativo, cuando se reduzcan las llamadas brechas de la desigualdad. El hombre seguirá migrando, dejando su tierra para establecerse en otra, hasta que en la suya se les garantice a todos como mínimo, alimentación, seguridad y protección.

No obstante, hasta tanto el ideal se convierta en realidad (no es quimera, sí podemos), propongo a los países receptores, EEUU, primero del mundo, con 46 millones de inmigrantes, la RD, (que gracias a que nos perciben en mejores condiciones que en sus países de origen, viene aquí), recibir esa migración, regularla, poner las reglas claras, insertarla a la economía y a la cultura y sobre todo tolerarla y respetarla. Bienvenidos sean a la RD los haitianos, venezolanos, cubanos, chinos, colombianos, igual los mexicanos y dominicanos a EEUU.

Juntos, cada parte, anfitrión y huésped, entendiendo su rol, construir una relación de hermandad beneficiosa para todos. Oportunidad, donde otro ven amenaza.

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