A DISTANCIA
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El actual vicepresidente estadounidense, Joseph Biden, quien funge también como presidente del Senado, juramentó el martes a 34 nuevos senadores, con lo que el Partido Republicano, victorioso en los comicios presidenciales de noviembre pasado, mantiene su mayoría tanto en el Senado y como en la Cámara de Representantes.
Lo que debía ser una fiesta del partido, terminó convirtiéndose en un mal momento, puesto que entre un grupo de los reelectos y los recién electos, decidieron debilitar la Oficina de Ética del Congreso (OCE), debido a su ?excesiva intrusión?de la comisión independiente bajo el mando del Comité de Ética de la Cámara baja, el cual fue acusado de ?ignorar acusaciones creíbles contra congresistas?.
El primero que presentó su oposición a ?la iniciativa?fue el líder de la Cámara de Representes, Paul Ryan, quien, a propósito, se reeligió en el puesto y quien, también, tuvo una muy mala relación con el Presidente electo, Donald Trump, antes, durante y después de la campaña.
Para ponerles fin a las discusiones, Trump tronó, desde su oficina, y enrostró que ?con todo lo que el Congreso tiene que trabajar?, establecieran como prioridad debilitar a la OCE. Agregando: ?!Céntrense en la reforma tributaria, la asistencia sanitaria y tantas otras cosas de una importancia mucho mayor!?.
Debe tenerse en cuenta que aunque el magnate resultó victorioso en la contienda presidencial, sus relaciones con los congresistas republicanos lucen que serán caóticas, en parte por la mala conexión con líderes tradicionales.
Primero porque desde ya es “tan independiente de impulsivo” que rompe con directrices de los conservadores y aunque deben mantener la unidad por el poder del partido, la independencia de criterios de algunos puede convertirse en un arma contra el partido mismo.
Mucho poder bajo una misma sombrilla termina haciendo daño al que la sostiene, y parece que Donald Trump está acostumbrado a que si no estás conmigo,?estás contra mí.