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PANORAMA POLÍTICO

Casi en la recta final, Hillary Clinton le lleva la delantera a Trump

En busca de votos de afroamericanos e hispanos, que apoyan abrumadoramente a la candidata demócrata, Hillary Clinton, el republicano Donald Trump cambió su estrategia cuando en la opinión pública norteamericana persiste la creencia de que todo está perdido.

A 75 días de las elecciones del venidero 8 de noviembre, Trump apeló a los afroamericanos y a los latinos en una forma inusual. Les recordó que sus escuelas no funcionan, viven en desempleo y en la inseguridad. Preguntó qué van a perder probando algo distinto (como Trump).

El comentario, hecho el viernes en Fredericksburg, Virginia, durante una reunión pública donde los negros se contaban con una mano, le acarreó severas críticas de los intelectuales negros y de comentaristas de la televisión que dicen que la gente de color ha tenido gran promoción.

La mención de que las escuelas no funcionan, riposta la realidad de que cada vez más colleges y universidades para gente de color están abiertas en los Estados Unidos, sin contar las primigenias, Lincoln, en Pennsylvannia (1854); Howard, en Washington, D. C., (1867) y Dillard, New Orleans (1896).

Al sugerir que los negros viven peor ahora, por lo que no perderían nada votando por él, el candidato republicano falló porque los estudios dicen que cada vez los afroamericanos son más afluentes, salen de los centros de las ciudades a los suburbios para morar en casas confortales.

El cambio en la estrategia de campaña del candidato Trump siguió a un sacudimiento de su equipo de asesores, que por tercera vez ha sido cambiado. Se trataría de dejar atrás sus políticas sobre inmigración, la construcción de un muro en la frontera con México y otras propuestas.

El último jefe de la campaña de Trump, Paul Manafort, renunció el viernes tras un escándalo de corrupción en Ucrania, que se liga a la Rusia del presidente Putin. Manafort, ex asesor del presidente ucraniano, Victor

Lo que estima la prensa como “metidas de pata” del candidato Trump le han costado caro desde las convenciones republicana y demócrata del mes pasado. Él mismo reconoció su situación cuando la semana pasada mostró arrepentimiento sobre cosas que ha dicho “en caliente”.

“A veces, en caliente y hablando sobre una multitud de temas, uno no escoge las palabras acertadas o dice algo equivocado. Yo he hecho esto, y lo crean o no me arrepiento de ello, particularmente cuando he podido causar dolor personal”, afirmó el empresario de casinos.

Su comentario, repetido y repetido en programas de televisión y radio en Estados Unidos, recordó a los electores los ataques al presidente Obama, a Clinton, a la senadora Elizabeth Warren, al senador John McCain y a un rosario de críticos que no lo ven como el mejor aspirante.

No obstante su “arrepentimiento”, el candidato Trump justificó su temperamento porque “no soy un político de carrera sino alguien que ha dedicado toda su vida a hacer negocios”. “Nunca he querido aprender ese idioma (de los políticos) y nunca he sido políticamente correcto”.

Trump cobró fama como un buscapleitos cuando al inicio de la campaña por la nominación presidencial el año pasado acusó a los inmigrantes mexicanos de criminales, violadores y traficantes de drogas, contra quienes construiría un muro en la frontera, que pagaría México.

El pasado sábado Trump se reunió con un grupo de líderes hispanos traídos a su mesa en el Trump Tower, de Nueva York, por el nuevo grupo de asesores. Prometió lanzar una (nueva) propuesta al mundo hispano de EEUU, que postergó el pasado lunes.

Los afroamericanos respaldan a Clinton en 95% y a Trump en 1%. Los hispanos respaldan a Clinton sobre el 62% y a Trump, en 20%. Cuando los encuestadores consultaron a las mujeres, el 67% dijo que votaría por la demócrata y el 21%, por el republicano.

Con tales números parece que no hay mucho que hacer. Un análisis de Prensa Asociada la semana pasada, deja a Trump en cueros. Clinton aparece ganando en casi todos los estados, lo que le permitiría conseguir los 270 votos electorales.

Clinton es favorita en Florida, Ohio, New Hampshire, Nevada, Carolina del Norte e Iowa. En una elección en la que está en juego un 10% del Senado, los republicanos, parece que han perdido al día de hoy el emblemático estado de Virginia, donde la demócrata está arriba por dos dígitos.

Hillary muerta de risa La candidata Clinton disfruta de un respaldo de los electores que los analistas no anticipaban. En el programa de televisión Jimmy Kimmel Live, del lunes por la noche, se murió de la risa cuando el productor le preguntó por el estado de salud y la retó a abrir un tarro de mostaza.

Muerta de risa le extendió su brazo derecho para que tomara la presión, “a ver si estoy viva”, ante la carcajada general del auditorio. Entonces, a pedido de Kimmel, abrió con fuerza un tarro de mostaza. La campaña de Trump ha querido decir que su salud y aspecto son frágiles.

La candidata disfrutó el programa para trasnochadores por la cadena ABC. Clinton atrae millones de telespectadores cuando asiste a programas tarde en la noche. El doctor Sanjay Gupta se refirió en CNN a la buena salud de Clinton, según datos de 2015 y a la formidable de Trump.

Trump espera que Clinton se derrumbe con investigaciones que están en marcha sobre los correos electrónicos desde su dispositivo personal cuando era secretaria de Estado. También ha reclamado que la Fundación Clinton sea cerrada. 15 mil saldrán al público en breve.

Las recaudaciones de ambos candidatos hablan de qué lado están los apostadores. Al mes pasado Clinton había recaudado 90 millones y Trump, 80. El Partido Demócrata tiene en caja para la campaña 102 millones y el Republicano, 74.

La calle, satírica de Trump, se llenó de estatuas en diversas ciudades, donde el candidato aparece desnudo. En algunos lugares como Nueva York rápidamente fueron retiradas de la vista pública, después que los paseantes tomaran fotos como un atractivo turístico más.

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