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LATINOAMÉRICA Y EUROPA NO QUIEREN MÁS

Se cierran puertas a las migraciones

Desesperación. La entrada por el Mediterráneo, que el año pasado recibió a más de 700,000 migrantes, es hoy el tapón de la migración.

Desesperación. La entrada por el Mediterráneo, que el año pasado recibió a más de 700,000 migrantes, es hoy el tapón de la migración.

La mala suerte de los migrantes en este y el otro lado del mundo está tan signada por la carencia de soluciones políticas en los países de acogida que éstos han preferido cerrar sus fronteras antes que lidiar con el flujo de personas, de acuerdo con una publicación del diario El Mundo.

Austria es el país que ha tomado quizá una de las medidas más radicales: esta semana, su Parlamento aprobó una ley que bloquea a los migrantes y les quita el derecho a pedir asilo, salvo en circunstancias muy excepcionales. Eso significa que, además de las barreras que ya ha levantado en sus fronteras con Eslovenia e Italia, Austria decidió blindarse con un aparato legal que no deja de ser controvertido, dado que la Unión Europea fue creada justamente como lo contrario: un espacio de libre circulación donde incluso los más afectados podrían encontrar refugio.

El efecto más inmediato de la migración de más de un millón de personas a Europa el año pasado (este año suman más de 187,000) ha sido la clausura de los caminos de entrada más acostumbrados.

La entrada por el Mediterráneo, que el año pasado recibió a más de 700,000 migrantes, es hoy el tapón de la migración: de atravesar hacia Italia o hacia Grecia, las autoridades tienen la capacidad de devolverlos a Turquía para que pidan refugio allí, tras el acuerdo firmado entre la Unión Europea y el gobierno de Recep Tayyip Erdogan.

Y si tienen la rara suerte de entrar a Europa, los migrantes se encontrarán con vallas de metal extendidas en las fronteras de países como Hungría, Bulgaria, Grecia, Macedonia y Eslovenia.

Contradicciones En ese sentido, Europa es una suma de contradicciones: mientras Austria prohíbe la entrada de los migrantes por dos años (y un candidato ultraderechista se anuncia como el próximo presidente), Alemania crea programas de integración en los cuales los asilados aprenden el idioma y conocen la cultura alemana para tener mayores posibilidades a la hora de encontrar un empleo.

Las paradojas se acumulan cuando los datos económicos se revelan: en Francia, los salarios de los nativos aumentan entre 2 % y 3 % gracias a la llegada de migrantes (que ocupan las plazas más bajas del mercado) y, de acuerdo con el Instituto de Investigaciones sobre el Mercado Laboral en Alemania, su arribo ha creado decenas de miles de empleos en campos como la educación, donde aumentaron en 27 % los profesores que enseñan alemán. Su llegada impacta de manera positiva sectores como la construcción, la asistencia social y la vigilancia.

LOS EFECTOS EN LA REGIÓN Ese efecto de cierre se trasladó ahora a América Latina. Los cubanos que desean llegar a Estados Unidos toman una ruta que parece complicada: viajan a Ecuador (que hasta hace un tiempo no les pedía visa) y de allí suben por tierra hasta Norteamérica, atravesando Colombia, Panamá, Costa Rica, Nicaragua y Honduras.

Pero dicha migración comenzó a ser presionada, primero, cuando el gobierno de Ecuador decidió aplicarles un visado el año pasado y, luego, cuando Nicaragua decidió poner un candado en su frontera. El número de migrantes entonces fue tan grande que los países de paso no pudieron resistir el flujo con sus servicios sociales.

El ministro de Exteriores de Costa Rica, Manuel González, anunció también que ningún migrante cubano irregular entrará a su país. Y ahora es el presidente panameño, Juan Carlos Varela, quien ha dicho que tomará medidas para no seguir facilitando esta “ruta irregular migratoria”.

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