Posición de China en la 70 Asamblea ONU

El martes 15 de septiembre de este año 2015, el danés Mogens Lykketoft, dejó inaugurado el 70º periodo de sesiones de la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas (ONU) y de paso dio inicio a su gestión por un año, como presidente de ese órgano. A partir de ahí y hasta el día 30 de septiembre hubo varias actividades. Se adoptó la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible y en distintos días tuvieron la oportunidad de dirigirse al planeta, desde el llamado “Parlamento de la Humanidad” los representantes de los Estados miembros de la ONU, entre ellos el presidente de la República Dominicana, Danilo Medina, así como el Papa Francisco y otros líderes importantes del mundo de hoy. Todos los discursos, todas las propuestas tuvieron su importancia, no obstante, hemos de reconocer que las palabras, del presidente de la República Popular China (RPCh), Xi Jinping, por lo que representa China hoy, quizás merezcan una atención especial.

Lo que más me llamó la atención, en mi calidad de estudioso de la geopolítica, fue cuando dijo: “Independientemente de cómo evolucione el panorama internacional, China nunca buscará la expansión y aumentar su esfera de influencia”. Creo en esas palabras, porque son coherentes con el devenir histórico y la cultura china, que contrario de los clásicos alemanes de la geopolítica que aconsejan expandir el Lebensraum o Espacio Vital, los chinos prefirieron encerrarse en él, por eso La Gran Muralla, y sólo salir para intercambiar productos, bienes, ideas y servicios en tiempos de paz, por eso la Ruta de la Seda.

Las sugerencias más destacadas, que apoyan y fortalecen lo anterior. Renovar compromisos con los propósitos y principios de la Carta de la ONU, construir unas nuevas relaciones internacionales, con una cooperación en la que todos ganen y crear una comunidad de un futuro compartido para la humanidad, crear alianzas donde los países se traten mutuamente como iguales. Comprometerse con el multilateralismo y rechazar el unilateralismo. En cuanto a la seguridad internacional, propuso una arquitectura de seguridad que sea beneficiosa para todos, porque si no se hace se impondrá la ley de la jungla, que deja a los débiles a merced de los fuertes, y esa no es la mejor forma de llevar a cabo las relaciones entre los Estados.

Destacó los principales valores occidentales, que en realidad son globales, la libertad, la democracia y la paz, como los mejores ideales de la humanidad y objetivos elevados de las Naciones Unidas, dejando claro que sin embargo están lejos de lograrse.

Dijo que las civilizaciones deben aceptar sus diferencias en sus interacciones, porque todas representan una visión singular de contribución de sus pueblos y ninguna es superior a otra. En cuanto al determinante tema que es la economía mundial, dijo que la crisis financiera de 2008 demostró que permitir que el capital sólo se utilice para buscar beneficios es perjudicial para las mayorías. La prosperidad global no se puede basar en un mercado sin límites morales. En cuanto a la solidaridad global, dijo que China seguirá al lado de los países en desarrollo y apoyará una mayor representación de estos, sobre todo africanos, en el sistema de gobernanza internacional, por eso el voto de China siempre será de estos países.

Como de costumbre, lo que ya es un sello distintivo de China, de no quedarse en propuestas aéreas, anunció 1000 millones de dólares al “Fondo de Desarrollo y Paz”, en apoyo del trabajo de las Naciones Unidas, 100 millones de dólares en asistencia militar a la Unión Africana, 2000 millones de dólares un fondo de asistencia para la Cooperación Sur-Sur. Siempre habrá escépticos, los que tienen el sombrero negro en su forma de pensar, que pondrán en dudas estas intenciones, no obstante, como dijo Bertrand Russell en 1959, la verdad de todo está en los hechos, y las acciones de China como miembro de la comunidad internacional están ahí, todo lo demás es especulación. Yo reitero, al mundo le hace bien un liderazgo con estas características.

Adelante presidente Xi Jinping.