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COSAS DE DIOS

Si le tratan como uno más

Hace un tiempo, participaba en un retiro al que acudí con una preocupación que dominaba sobre todas las otras que, por cierto, eran muchas. Pero esa me hincaba por dentro como un aguijón. Ocurre, a menudo, con los sentimientos. Para las personas, en especial las mujeres, el tema emocional predomina sobre cualquier otro. Nos puede faltar dinero, salud y trabajo, pero si los afectos se encuentran bien, nada derribará nuestro entusiasmo. Quienes actuamos así no somos marcianos, se trata de una inclinación mundial.

El equipo psiquiátrico que evaluaba a los sobrevivientes de un campo de concentración, escribió en un informe que le sorprendía cómo personas que lo habían perdido todo, preferían hablar de un muchacho o una muchacha de quien se habían enamorado durante su cautividad. Ese sentimiento, de ilusión o pérdida, primaba sobre cualquier tragedia que les afectara por inmensa que fuese. Igual me sucedió a mí, en ese momento, nada parecía más importante que una reciente pérdida afectiva.

Así que, como les contaba, llegué a aquel retiro abrumada por muchos problemas pero con una espina en particular. Le preguntaba a Dios la razón por la que debía renunciar, de manera radical, a una ilusión que, yo entendía, no dañaba a nadie y para mí llegó a ser relevante. Poco tiempo atrás, había hecho lo correcto, cortar por lo sano, pero dolía y no tenía muy claro porqué Dios me había mostrado, con tanta claridad, que aquello no era tan limpio y hermoso como yo tenía la impresión.

De manera que, dentro de mí, la interrogante era por qué no. Incluso, hasta sin darme cuenta, cuestionaba a Dios. Yo no sé si a usted le ha pasado, porque es algo que compartimos con naturalidad los cristianos, en un momento determinado, Dios nos habla, lo hizo ese día conmigo en medio de todos los ejercicios liberadores que llevamos a cabo. Él habla con una voz que no se escucha sino que se siente pero entiendes, a la perfección, lo que dice.

Pues, en esa ocasión, tras mucho pensar sobre el asunto, sentí, con absoluta claridad, una frase de la que me apropié para el resto de mi vida: “Para mí, tú eres única y especial, para él eres una en un paquete”. Se la presto, vale para todos los hijos de Dios, lo sé. Para Él somos únicos y especiales, téngalo presente siempre, sobre todo, cuando alguien pretenda tratarle como uno más en un paquete.

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