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COSAS DE DIOS

Cuando nos llamen desde las tinieblas

Había escrito un artículo sobre el asesinato y violación del adolescente Fernely Carrión Saviñón, que habría confesado el sacerdote Elvin Taveras Durán, de la parroquia Santa Cecilia, en Hainamosa. Pero leí un artículo publicado en su Facebook por el sacerdote católico Alfertson Cedano, quien se encuentra de misión en España, y sentí que debía permitir, a través de este espacio, que se escuche su llamado de alerta. De manera que reproduzco aquí el texto publicado por el padre Cedano.

“Las noticias últimas duelen muchísimo. Duele todo. Un joven de 16 años muerto de una manera atroz. Un sacerdote caído. Una sociedad que se lava las manos, que arremete contra la Iglesia, que le echa la culpa al celibato. ¡No!, los curas no somos unos frustrados que nos dedicamos a maquinar crímenes horrendos. Yo hoy me pregunto: ¿nadie vio nada?

¿Nadie ve nada? No nos lavemos las manos. Tenemos que mirarnos muy seriamente hacia adentro (no solo la Iglesia), todos tenemos que mirarnos muy seriamente.

Nuestra sociedad está rota, muchas de nuestras familias están rotas o no existen. Hay sacerdotes rotos... viviendo en la oscuridad. ¡Mucha oscuridad en mucha gente! Veo aviones que van y vienen de Europa llenos de niñas y jovencitas con viejos europeos, muchas de ellas pueden ser, sin duda, sus hijas y, a veces, hasta sus nietas.

Un coronel fue hallado muerto, harto de viagra y al lado había una menor de 15 o 16 años. Hace un mes, un evangélico mató a su esposa de 34 años (una pareja encantadora - decían - que saludaba siempre con un “Dios te bendiga”). Lo que ayer les hizo monstruos a ellos, puede hacernos monstruos a nosotros mañana. ¡Sí! a cualquiera de nosotros. No seamos ingenuos, no levantemos tan fácilmente el dedo acusador. Lo cual no quiere decir que es una conducta excusable. Quien cometió un crimen debe responder ante Dios y ante los hombres.

Duele muchísimo todo eso. Y duele también ver a otros tantos jóvenes (¿algunos menores de edad?), con una botella de cerveza en la mano en el entierro de Fernely Carrión Saviñón. Duele y preocupa. Es como si dijeran: la Iglesia está podrida, vamos a entregarnos en manos del alcohol, del sexo, del dinero... no hay ningún muro de contención. ¡Corramos todos a los brazos de aquel que nos llama desde las tinieblas! Y, cuando nos perdamos, vamos a echarle la culpa a la Iglesia.

Todo esto ha de hacernos reflexionar a cada uno. Estoy reflexionando mucho sobre esto. Volveré a escribir sobre esto, cuando el horizonte esté menos nublado. Creo que haya pasado lo que haya pasado, el padre Elvin Taveras Durán debería contar, con toda verdad, todo lo que ha pasado. Porque mañana puede ser cualquiera... y esto no se olvida con una cerveza.

Por el momento, sólo quiero decir que siempre habrá uno que nos llamará desde las tinieblas. Cuando nos llamen desde las tinieblas, corramos hacia la luz.”

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