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Psicología

Vivir en pareja tras la bicultura

Satisfacción marital. Se da en las parejas por los elementos que cada uno integra a la dinámica de la convivencia, como armonía, proyecto de vida en común, de modo que ambos trabajen teniendo en cuanta al otro para alivianar las cargas.

Satisfacción marital. Se da en las parejas por los elementos que cada uno integra a la dinámica de la convivencia, como armonía, proyecto de vida en común, de modo que ambos trabajen teniendo en cuanta al otro para alivianar las cargas.

La bicultura en las relaciones de parejas es un tema de gran relevancia en la actualidad, en que la globalización permite un intercambio constante y directo entre la sociedad, por lo cual las brechas de comunicación se cierran cada día más. Esto permite un aumento en la unión de parejas de diferentes culturas. Aunque la unión intercultural o bicultural no es un tema nuevo, en la actualidad es motivo de gran interés debido a que el funcionamiento de las parejas de diferentes culturas supone nuevas dinámicas de interacción.

Por bicultura se entiende la capacidad de funcionar en dos ámbitos culturales distintos de igual manera y de forma simultánea. El término hace referencia a una relación entre culturas de alto y bajo prestigio social en un contexto determinado, en el que sólo una forma de expresión cultural y lingüística es aceptable (Aikam, 2003).

La relación bicultural está basada en la aceptación voluntaria de las diferencias culturales, de las desigualdades de idiomas, de las divergencias de normas sociales sin ningún tipo de imposición por ninguna de las partes, y por lo tanto es una relación complementaria. Este tipo de relación aparece cuando uno de los miembros ocupa una posición o posee una ventaja sobre el otro. Aquí uno de los miembros manda y el otro obedece y la conducta de los dos es diferente. Sin embargo se satisfacen las necesidades de ambos, debido a que la conducta de uno complementa la del otro.

En las relaciones de parejas también se establece un ‘Quid pro quo’ (algo por algo), que es una expresión en la que cada parte debe recibir algo por lo que da y se establecen los diferentes derechos y deberes de los cónyuges. El ‘Quid pro quo’, es una metáfora descriptiva de una relación basada en las diferencias. Es un modelo impuesto por el observador a las redundancias significativas de la interacción matrimonial, no es un manifiesto consciente o un acuerdo real, simplemente debe ser entendido metafóricamente (Sluzki, 1979).

En América Latina el concepto de interculturalidad vino a sustituir al de biculturalidad, debido a que ya no era posible hablar de sujetos biculturales. La cultura de muchas sociedades está presente en el ambiente cotidiano: en la familia, en el trabajo, en la escuela, etcétera. Por lo tanto, se hizo necesario hablar de relaciones interculturales en un mundo globalizante, donde, se comparten cada vez más valores, creencias, prácticas culturales y persisten las reafirmaciones identitarias que le dan fuerza y valor a un mundo pluricultural.

El concepto de interculturalidad ha venido adquiriendo el sentido de una construcción de la comunicación que posibilita conjuntamente la cohesión étnica, el fortalecimiento de la identidad cultural y el conocimiento de los valores de las otras culturas.

Lo cierto es que, de manera formal se ha admitido que las relaciones interculturales, por su propia naturalezan tienen un carácter asimétrico, donde la cultura que está en posición subordinada poco a poco va asimilando los valores de la cultura tradicionalmente dominante (Borboa, 2006).

Tipos de ralaciones Durante la historia de la humanidad se han establecido diferentes tipos de relaciones, cada una desarrollada y mantenida con el tiempo por diversos factores entre los que se encuentran: el interés común que tengan quienes integran los grupos, las inquietudes individuales para buscar con quienes agruparse, las igualdades que tengan los integrantes de las familias, las coincidencias o desaciertos que tengan las parejas, entre otros. En este sentido, las relaciones requieren de un sinfín de elementos comunes para que se conformen y sean satisfactorias.

En las relaciones de parejas existen características complejas, es unir dos pensamientos para una convivencia satisfactoria y para el desarrollo de la familia. ¿Cuándo se da la satisfacción marital? Y hasta qué punto es plenamente satisfactoria para los integrantes de la pareja?

Hay varias teorías que se han desarrollado a partir de investigaciones sobre satisfacción marital, con la finalidad de razonar del porque una pareja o algunos de los cónyuges llega a sentirse satisfecho o no en la relación. Satisfacer es llevar a cabo las necesidades y los deseos de cada uno por lo cual la persona siente calidad en su vida, siempre y cuando las evaluaciones de las circunstancias en las que se esté viviendo sean satisfactorias.

Fishman & Rosean (1988), señalan que las parejas más satisfechas y estables son aquellas donde los cónyuges son similares en educación, religión, edad, estrato socioeconómico, nacionalidad, intereses y aficiones. Mientras que las parejas menos satisfechas son aquellas en que la oposición de las variables socioculturales es marcada. Los dos tipos de parejas están basadas en dos teorías, en el primer caso se refiere a la de la semejanza y el segundo caso a la complementariedad de la pareja.

La teoría de la semejanza establece que un individuo escoge exclusivamente a otro por los objetivos similares que ambos comparten. Al respecto, Kunkel & Dickerson (1982), mencionan que a mayor similitud entre los miembros de una pareja ya establecida, en cuanto temperamento, disposición y otras características, mayor comodidad e inconveniencia habrá en la relación. A su vez, Fishman & Rosean (1988) postulan que las personas se sienten más atraídas por otras personas que comparten la búsqueda de objetivos similares.

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