Mis propias riendas

Mis riendas. ¿Quién las tiene? ¿Las tengo yo, o los demás? A veces podemos creer que no somos autores de nuestras decisiones, que otros son los responsables de nuestras reacciones, y así vemos sobradas razones para culpar a otra persona de nuestros resultados. Podemos decir: Los demás me hacen reaccionar, son manipuladores, me impulsan a actuar así... Si los demás no se portaran así, yo sería diferente. No más equivocados podríamos estar; pues las otras personas nos hacen reaccionar de forma inapropiada hasta donde lo permitimos, cuando de nosotros mismos se manifiestan los problemas que aún no hemos resuelto. Tenemos la capacidad de tomar decisiones, por eso nadie me hace infeliz, sino yo misma, nadie me saca de mis casillas, yo misma me dejo sacar. Sin embargo, esa capacidad a veces no la hemos desarrollado. Cuanto más madurez tenemos, menos nos afectan las actitudes de los demás, no importa que estas sean disfuncionales, pues yo aprendo a poner límites, a exigir mis derechos de forma asertiva, a tolerar, a escuchar en vez de juzgar, y sobre todo, aprendo a controlar mis propias emociones y reacciones, llevando así mis propias riendas.