Kairós

“El Señor me libró de todas mis ansias”. La certeza de que de somos protegidos por Dios nos hace conscientes de una realidad, de la retribución, esto es, de la forma distinta que trata a los que siguen Su Palabra y de aquellos que no la siguen. Por tanto, el justo aunque sufra física o moralmente, el Señor está siempre cerca de él.