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Drama

Lágrimas empañan la sonrisa de Carolina

Esta niña de 12 años, había perdido su pierna izquierda por un cáncer que ahora le arrebata la otra, sumiéndola en la tristeza.

Vivienda. Para prevenir que el cáncer siga haciéndo estrágos en la vida de esta niña, es importante que se mude de su casita, ubicada en los alrededores del vertedero de Duquesa.

Vivienda. Para prevenir que el cáncer siga haciéndo estrágos en la vida de esta niña, es importante que se mude de su casita, ubicada en los alrededores del vertedero de Duquesa.

Seguro pasará mucho tiempo para volver a disfrutar de la sonrisa plena de Carolina Pereyra. No es para menos. Con apenas 12 años de edad, el cáncer se ha ensañado con ella.

Primero se llevó entre sus garras su pierna izquierda, aunque no su deseo de vivir y sonreír. Hoy, esta terrible enfermedad ha regresado para arrebatarle su otra pierna y la alegría que en principio no pudo mermar. “Ya no soy feliz” son sus dolorosas palabras, las que desarman al más indolente de los mortales.

Su familia, que también se había mostrado fuerte, hoy no está igual. A la nueva condición de salud de Carolina se suma la impotencia de lidiar con una pobreza extrema que en nada aporta a la recuperación de la menor.

Su diagnóstico no es tan halagador. El vivir en los alrededores del vertedero de Duquesa no garantiza que Carolina lleve un mejor estilo de vida. La recomendación ha sido que se muden del lugar, pero las condiciones de pobreza de su familia no lo permite.

Es por esta nueva realidad que hoy enfrentan que sus padres, Miguel Ángel Pereyra y Marianela Montero, apelan a la sensibilidad de las autoridades gubernamentales y municipales para que le ayuden a conseguir un espacio digno para llevar a su niña, ya que de seguir viviendo en Los Casabes, podría contraer de nuevo el cáncer.

“A nosotros no nos gusta pedir, pero tener un hijo en las condiciones que está nuestra niña, que ya no tiene ninguna de sus piernas por esa enfermedad, de verdad que nos hace perder la vergüenza e implorarle al presidente Danilo Medina que nos ayude, porque no puedo llevar a mi hija a Duquesa de nuevo”, solicita su madre entre sollozos, y confiada en que su petición será atendida.

Agradece a la gente del Instituto de Oncología Dr. Heriberto Pieter que a través de su Centro de Gestión Usuario de Trabajo Social siempre le han tendido la mano a Carolina y a su familia. Ahora mismo la niña está interna en el referido hospital, donde le amputaron su otra pierna.

Aparte de una vivienda adecuada, para su recuperación y prevención de enfermedades, la familia de Carolina necesita ayuda para cubrir hasta sus gastos elementales. Quienes deseen contribuir con esta causa, pueden comunicarse al teléfono 809-771-0555 o hacer su aporte a la cuenta 796478667 del Banco Popular.

Apoyo recibido Cuando fueron entrevistados para la serie del trabajo de LISTÍN DIARIO: ‘Bajo las garras del cáncer’, contaron que, aunque viven en una casita más o menos cómoda gracias a la gente de la Fundación Ágape, no disponen de los enseres del hogar que harían menos cruda la realidad de Carolina.

“Por si fuera poco, no contamos con los papeles de esta casita, que hasta hace poco era de tabla recolectada en el vertedero de Duquesa”, dijo Marianela en ese momento. Hoy confirma la información y asegura que, un año después de esa entrevista, su situación ha empeorado, debido a que tanto ella como su esposo siguen sin trabajo.

Recordando hoy la historia de Carolina Cuando LISTÍN DIARIO publicó la historia de esta niña, pocos quedaron indiferentes ante el caso. Si bien es cierto que impactaba verla a tan corta edad sin su pierna izquierda, también es verdad que era admirable disfrutar de su amplia sonrisa pese al drama que vivía. La pobreza no era su preocupación. Solo quería tener su prótesis para convertirse en una gran bailarina, esperar sus 15 años para celebrarlos, y que se les prestara más atención a los niños pobres con cáncer. No imaginaba que poco tiempo después, todos esos planes se transformarían en un solo propósito: aceptar vivir sin sus dos piernas y volver a sonreír de nuevo.

Otros planes. Ahora sin sus dos piernas, Carolina tendrá que adaptarse a su triste realidad y aprender a sonreír de nuevo.

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