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¿QUIÉN ESTÁ EDUCANDO AL PUEBLO?

“Era verdad. Ha resucitado el señor y se le ha aparecido a simón”

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Maruchi R. De ElmúdesiSanto Domingo

Tercer domingo de Pascua, y damos por finalizado el mes de abril, mes de la prevención del Abuso Infantil, con la celebración de la XXXIII Asamblea del IDEFA, donde se eligió una nueva directiva que regirá los destinos de nuestra institución. Una directiva de jóvenes, hijos todos, de los fundadores del Instituto de la Familia, por lo que se ha decidido que la nueva generación continúe los trabajos realizados en estos 33 años desde su fundación. Nos sentimos muy orgullosos de poder delegar nuestras funciones y a esperar que estos jóvenes realicen una gran labor como la que todos esperamos, que así sea. Tercer domingo de Pascua, tercera vez que se presenta Jesús a sus discípulos, después de haber resucitado de entre los muertos. (Hch 4)

Todas las lecturas nos hablan de cómo Dios cumplió sus promesas al rey David: “Tengo siempre presente al Señor, con él a mi derecha no vacilaré, por eso se me alegra el corazón, exulta mi lengua, y mi carne descansa esperanzada. Porque no me entregarás a la muerte ni dejarás a tu fiel conocer la corrupción. Me has enseñado el sendero de la vida, me saciarás de gozo en tu presencia.” (Hechos 2, 14-22). San Pedro hablaba a los judíos y vecinos todos de Jerusalén y dijo: “El patriarca David murió y lo enterraron y conservaron su sepulcro hasta el día de hoy. Pero era profeta y sabía que Dios le había prometido sentar en su trono a un descendiente suyo. Hablaba previendo la resurrección del Mesías. Pues bien, Dios resucitó a este Jesús, y todos nosotros somos testigos”. (Idem)

Es decir, que verdaderamente ¡ha resucitado el Señor y se le apareció a varios de sus discípulos! Esto no es un cuento de la Iglesia, es verdaderamente Palabra de Dios. Muchos todavía piensan hoy que robaron el cuerpo y lo escondieron, y siguen esperando su venida. Pero, nosotros los cristianos sabemos por los testigos que son fieles al Señor, especialmente Juan, el discípulo amado, que vivió hasta la vejez, que fue así. Y todavía hoy somos testigos de su resurrección cuando lo vemos realizar sus acciones en nuestras vidas. Él está presente ¡ayer, ahora y siempre! Y Aleluya!

Muchos hoy, siguen dudando como los discípulos de Emaús, que solamente lo reconocieron al partir el pan. Y es que todavía necesitamos ver para creer.

Y es Jesús mismo el que les dice: “¡Qué necios y torpes son para creer lo que anunciaron los profetas! ¿No era necesario que el Mesías padeciera esto para entrar en su gloria?!” Y se quedó con ellos cuando se lo pidieron y fue cuando lo reconocieron. ¿Qué diríamos si ese forastero nos pide entrar a nuestra casa y compartir el pan con nosotros? Seguimos siendo ciegos. ¿Que nos querrá decir al Señor en estos momentos?, ¿lo reconocemos en nuestros hermanos más necesitados?, ¿lo reconocemos en aquellos que son nuestros enemigos?, ¿lo reconocemos cuando lo recibimos en la Santa Eucaristía? O ¿continúa siendo un simple rito, que repetimos como ignorantes en la fe? Amén.

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