Señales

El tiempo ha dado la razón a la Biblia acerca de las señales del regreso de Cristo. Por ejemplo, las pestes fueron predichas como uno de estos sucesos proféticos. Hoy, estas epidemias no se limitan a regiones distantes, como el África o el Asia. Se están expandiendo a otras regiones del orbe como nunca antes en la historia. Seguimos sufriendo los estragos del dengue, el cólera, la chikungunya y se teme la llegada del ébola, mientras persisten el sida, la gripe aviar y una infinidad de enfermedades que azotan al mundo contemporáneo.

Jesús predijo: “...y habrá pestes, y hambres, y terremotos en diferentes lugares”, “Se levantará nación contra nación...” (Mateo 24). Cristo viene pronto. Las naciones libran guerras sangrientas, y las pestes, las carestías y los terremotos devastan a pueblos enteros.

Pero Jesús profetizó estas cosas no para atemorizar a sus seguidores, sino para sembrar en sus corazones la alegría y la esperanza de los hijos de Dios. Les anticipó la gozosa noticia de una vida sin lágrimas ni muerte que tendrían tras estos eventos. Así lo resumió: “Cuando comiencen a suceder estas cosas, animaos y levantad vuestras cabezas, porque vuestra redención está cerca”.