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FÁBULAS EN ALTA VOZ

¿Qué será del patriotismo?

Ayer la mayoría de los dominicanos celebró los 173 años de la Independencia Nacional. Yo en cambio, solo recordé la fecha. Lo hice con una gran tristeza, y una pregunta que pulula en mi mente desde hace mucho tiempo: ¿Realmente hay patriotismo entre los dominicanos? La respuesta a ciencia cierta no la tengo, aunque sí reservo una convicción.

Desde mi punto de vista, así como se exhiben algunas banderas diluidas, está nuestro sentir por la Patria. La población tal vez no tenga gran culpa. Es víctima del atropello de los políticos hacia lo único que nos identifica como nación: nuestra dominicanidad.

Cada vez que la impunidad se interpone a la sensatez, que el sentido común toma sus vacaciones permanentes o cuando se vulnera nuestro arraigo de libertad siento que peligra el patriotismo que por mucho tiempo hemos concretado con el recuerdo latente de la lucha de nuestros patricios. Amo mi país, respeto mi Patria, y por eso ayer, para mostrar alegría por la conmemoración de nuestra Independencia, me tuve que trasladar a una ciudad fabulosa que vive al estilo 1844 en lo que a dignificar los valores patrios se refiere. Viajé junto a un joven, quien desde pequeño ha mostrado mucha inclinación por estos principios. Lo invité porque me confesó hace unos días no pudo contener el llanto al escuchar las letras del Himno Nacional mientras en su cabeza pasaba las imágenes de un país que no tiene la más mínima veneración en honrar la sangre derramada por Juan Pablo Duarte, Ramón Matías Mella y Francisco del Rosario Sánchez. A ambos nos alegró tanto ver en aquel lugar, cuán inmensa es la pasión de los habitantes por la defensa de los valores patrios, y qué amplio es el sentido de honorabilidad por parte de los políticos para honrar la memoria de los independentista. La decencia no se compromete. Brilla a borbotones en una Bandera tricolor que muestra con orgullo la dignidad de un pueblo que defiende con uñas y dientes su libertad. Nada pertuba el sueño de la gente. Las autoridades se encargan de que de generación en generación se mantengan esos principios que tanto sacrificio costaron a quienes entregaron su vida por liberar a los suyos de toda potencia extranjera.

Y a propósito de extranjera, así me siento al volver a la realidad con mi joven invitado, pues la Patria a la que amo quedó atrás. Hoy siento que vivo en otro lugar muy diferente al que ideó un grupo de valientes hombres y mujeres, quienes sé, donde quiera que ‘descansen’ se preguntarán: ¿Qué será del patriotismo?

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