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VIDA SANA

El peso y las emociones

Es común que personas con sobrepeso sufran depresión. La obesidad se asocia con la dependencia a las comidas azucaradas o muy condimentadas.

Beneficio
Está documentado científicamente que los ejercicios mejoran todos los perfiles hormonales que tienen que ver con la sensación de bienestar en el ser humano.

Beneficio Está documentado científicamente que los ejercicios mejoran todos los perfiles hormonales que tienen que ver con la sensación de bienestar en el ser humano.

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Juan Carlos SimóSanto Domingo

Estar en un peso saludable no solo depende de una buena rutina de ejercicios o dietas. Varios factores intervienen y el estado emocional es uno de ellos.

¿Hay una relación entre el aumento o pérdida de peso y las emociones?

Esto hay que entenderlo desde el punto de vista en que funcionan nuestras emociones y la relación que creamos a partir de estas con los alimentos. Las personas que son más activas y despiertas suelen inclinarse por alimentos menos azucarados. Mientras que las personas con personalidades retraídas, introvertidas o que pasan por procesos depresivos dan preferencia a los azúcares porque estos alimentos las hacen sentir mucho mejor de ánimo. A partir de estos ejemplos podemos entender cómo funcionamos y por qué a algunas personas les cuesta más que a otras elegir alimentos nutritivos por encima de la comida chatarra.

¿Qué emociones pueden afectar un cambio de estilo de vida?

El duelo, la frustración, el fracaso, emociones que crean deficiencia de serotonina y que hacen que las personas se sientan miserables. Este estado crea una predisposición en las personas a seleccionar alimentos que resulten placenteros al paladar, los cuales normalmente contienen azúcar o combinan altos contenidos de grasas y azúcares, como es el caso de la comida chatarra y los postres.

¿Puede una persona que vive con ansiedad o estrés lograr un cambio de estilo de vida?

Claro que sí, lo importante en este caso es realizar cambios poco a poco sin que generen más estrés o complicación. El primer cambio que se debe hacer es comenzar a hacer algo de ejercicio, no tiene que ser nada muy fuerte ni es obligatorio que sea en un gimnasio, caminar es más que suficiente. La actividad que se realice debe ser temprano en la mañana o al final del día, cuando menos estrés le suponga a la persona. El segundo paso sería comenzar a comer un poco menos. Se puede seguir comiendo lo mismo pero reduciendo las porciones, e incrementar la ingesta de agua, la cual casi siempre es necesaria ya que la deshidratación es bastante común. Con estos ligeros cambios se puede comenzar a experimentar mejorías en cómo se sienten anímicamente y físicamente con la pérdida de peso y grasa.

¿Es cierto que las emociones negativas causan sobrepeso?

Es común que las personas que tienen sobrepeso sufran estados de depresión, ya que hay una relación estrecha entre la dependencia a las comidas azucaradas o con mucho sabor y la obesidad. La comida chatarra por lo general es adictiva y tiene en el cerebro un efecto similar al de algunas drogas narcóticas, debido a la sensación de placer que produce. Precisamente por esta sensación cada vez que el estado anímico está en baja, es más común que se procuren estos alimentos que son precisamente los que provocan el aumento de peso. Basados en esto, sí puede haber una estrecha relación entre el sobrepeso y las emociones.

¿Son los ejercicios un recurso para mejorar el ánimo?

Está documentado científicamente que los ejercicios mejoran todos los perfiles hormonales que tienen que ver con la sensación de bienestar en el ser humano. Algo tan sencillo como caminar, trotar, hacer algún tipo de entrenamiento de musculación, sin que tenga que ser riguroso o por horas extendidas, hace que nos sintamos de mejor ánimo, además de que tiene muchos otros beneficios entre los que se puede contar la mejoría en los parámetros de longevidad del ser humano.

¿Qué se puede hacer cuando surge una ansiedad incontrolable por comer debido a nuestro estado de ánimo?

Si es algo momentáneo, resultado de un día estresante, al cuerpo hay que darle lo que pide. Nuestro cuerpo es muy inteligente y hay que escucharlo. Un ejemplo de esto es el síndrome premenstrual en las mujeres, el cual puede provocar ansiedad de consumir alimentos específicos, como por ejemplo chocolate. Este deseo realmente corresponde a una necesidad fisiológica que indica que hay una deficiencia de magnesio. Una de las fuentes más ricas en magnesio es precisamente el chocolate. Ahora, cuando se trata de que de manera recurrente queremos comer comida chatarra o dulces ya no se trata de algo que realmente nos está pidiendo nuestro cuerpo. Cuando no es una necesidad, sí hay que poner atención y tomar decisiones inteligentes.

¿Cómo sabemos si estamos emocionalmente preparados para empezar un proceso de pérdida de peso?

Si estamos convencidos de que lo necesitamos, no por moda, sino por amor propio.

¿Es recomendable contar con la asistencia de un experto en la conducta en un proceso de pérdida de peso?

Podría ser necesario pero no indispensable. Esto aplica sobre todo en casos de personas que hayan intentado bajar de peso con anterioridad y se les ha hecho muy difícil, pues pueden sentirse especialmente desmotivadas o vincular la experiencia con fracaso o frustración. Pero primero hay que descartar otras razones que les impidan perder peso como por ejemplo un enfoque nutricional desacertado. Podría tratarse de un tema hormonal ya que las hormonas están relacionadas a la pérdida de peso. Hay personas que hacen dietas y ejercicios como si fueran atletas pero no existe una relación entre cómo se ven y lo que hacen; esto puede indicar que hay un descontrol hormonal.

Atención a la salud 
Hay que descartar razones de salud que impidan a la persona perder peso. Podría tratarse de un tema hormonal, ya que las hormonas están relacionadas con la pérdida de peso. Hay personas que hacen dietas y ejercicios como si fueran atletas, pero no existe una relación entre cómo se ven y lo que hacen; esto puede indicar que hay un descontrol hormonal.

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