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Exposición

El valor de la Patria en muestra de arte

Miguel Núñez se apropió de la definición que con marcada prospección se le atribuye a Juan Pablo Duarte, entre ellas: el integuerrímo, el impoluto, el ideólogo de la conspiración...

Imagen. Muestra de la obra lograda por el artista Miguel Núñez.

Imagen. Muestra de la obra lograda por el artista Miguel Núñez.

¿Con qué elementos previos podría el artista Miguel Núñez pintar el retrato de La Patria, sintetizado por el Patricio Juan Pablo Duarte? Quizás la fuente principal sería la fotografía del español Próspero Rey o de la más socorrida imagen del héroe nacional, realizada por el maestro Leopoldo Navarro.

Pero estoy segura que además de esos elementos nodales, Miguel Núñez se apropió de la definición que, con marcada prospección se le atribuye a Juan Pablo Duarte, entre ellas: el integuerrímo, el impoluto, el predestinado, el ideólogo de la conspiración contra la invasión haitiana, el fundador de La Trinitaria, el financiador de la emancipación de los criollos, el tenaz líder, que en su propósito libertario, llegó a pronunciar esas palabras lapidarias: “Nuestra Patria ha de ser libre e independiente de toda potencia extranjera, o se hunde la isla”.

Pero este accionar artístico que con tanta enjundia ha realizado Núñez, fue la encomienda que le hiciera su amigo el expresidente de la República, profesor Juan Bosch, y que él llevó a cabo, no solo con la imagen unificada de Juan Pablo Duarte, sino que se inspiró en una colección del Patricio.

Lo hizo al afilar su talento de retratista, y dibujarlo como un héroe de ‘carne y hueso’, del siglo XXI. Un patricio vinculado a los estudios, a los libros, emparentado a la ciudad de las ventanas, con cielos abiertos. Un Duarte sentado de pie, reflexionando, recibiendo los rayos solares y de cara a la ciudad intramuros, la ciudad del Ozama, que vivió y adoró.

Para tal proeza artística, Núñez siguió trabajando esa versión del semblante puro del patricio, y mientras más se abocaba en perfeccionar su obra, un profundo sentimiento se apoderó de su númen, ese propósito estaba enmarcado en un acto providencial.

Un aporte que como artista se aproximaría a una obra colosal. Al legado artístico, que más allá del paisaje nacional de la dominicanidad, manifestada en las palmeras de sus mujeres con sombrillas, más allá de sus joyas coloniales que tanto crédito acumuló en el mercado del arte nacional.

Con ese bagaje histórico, Núñez dotó a su semblanza plástica para realizar las imágenes de un héroe lleno de vida, empoderándose de su rol político y militar.

Qué no fuera el puro deleite para los ojos, para que no estuviera produciendo un bien artístico, sino para educar a la sociedad dominicana, además de que, concretar un sueño que tenemos todos los artistas de dejar un legado para las presentes y futuras generaciones.

En homenaje a la Independencia El destino de su colección sería un aporte además, para unificar la imagen del Patricio, para ser expuesto en el Palacio Nacional, el Congreso, las escuelas, los aeropuertos del país, las embajadas dominicanas en el exterior, en las oficinas públicas, sostuvo Miguel Núñez. Lo hace para que el pueblo venere a ese hombre que con su visión nos hizo libre del yugo extranjero y nos dio los valores democráticos que son en la actualidad, la piedra angular de República Dominicana. Este artículo se publica a propósito de que el lunes próximo es la fecha de nuestra Independencia Nacional.

Fotografía. El artista la muestra como material de apoyo.

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