Seguridad sí, promoción no

Entiendo, valoro y aplaudo las acciones que se ponen en marcha para salvaguardar los bienes materiales de una persona. Más no apruebo que se recurra a una forma inapropiada para ello. No me hace sentido que una entidad bancaria me ridiculice pidiéndome que grave mi voz para ofrecerme un servicio que como usuaria me corresponde. No es que esté en desacuerdo con esa herramienta de seguridad.

Lo que no me cuadra es que el mensaje a grabar sea una promoción a esa institución. Perfectamente pudo ser el nombre del cliente. Deberían saber que una de las palabras más agradables al oído de una persona, es su nombre. No importa lo bonito o feo que éste sea. Lo cierto es que el tema ha molestado a más de uno.

Incómoda, me trasladé a una ciudad fabulosa donde el respeto al cliente se mantiene por encima de todo, inclusive de las pretensiones para competir con otros establecimientos de la misma especie.

Allí, los avances tecnológicos y la seguridad son aspectos importantes, pero en su búsqueda no puede comprometerse el respeto al cliente.

La promoción de una empresa no se logra a través de medidas engañosas.

Se obtiene del buen servicio prestado.

Saben que la publicidad boca a boca es la mejor para llegar a la gente y a toda costa buscan la forma de agradar a sus consumidores.

En lo que a entidad bancaria tiene que ver, actúan con mucha mesura, más aun cuando la conexión se da debido a que el banco es el que tiene bienes del cliente, no que éste tiene deudas con él. Claro, hasta de esta manera, se requiere un trato de cordialidad. En esta ciudad fabulosa, todo lo que haga alusión al servicio público o privado debe dilucidarse de la mejor manera.

Nunca se toma como ‘conejillo de indias’ al usuario.No es que en la realidad de República Dominicana no se importantice este valor agregado.

Se hace, pero hay iniciativas que lejos de agradar al cliente le hacen molestarse. La de grabar un mensaje promocionando un establecimiento que tiene guardado lo poco o mucho que tenga una persona, no es una buena idea. De manera particular, esta servidora ha recibido en esa entidad bancaria un trato acendrado, pero esa modalidad de seguridad, insisto, no me hace sentido.

Sin embargo, creo que todavía están a tiempo de escuchar mi voz y resarcir ese pequeño, pero tedioso detalle de poner a la gente a promocionar su institución para dejarle saber sobre el estado de su propia cuenta. Queremos seguridad, pero no a ese precio.