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GLOSOFOBIA

¿Hablar en público? ¡Qué horror!

La ansiedad al hablar frente a un grupo de personas se encuentra entre las fobias sociales más extendidas

¿Te aterra realizar exposiciones en la universidad, hacer presentaciones durante las reuniones de trabajo o intervenir en un acto público? ¿Estás de pie frente al auditorio y sientes un frío en el estómago, te sudan las manos, te tiemblan las piernas o se te corta la respiración? No estás solo: el miedo a hablar en público, fenómeno que algunos conocen como glosofobia, se encuentra entre las fobias sociales más extendidas.

En Estados Unidos, por ejemplo, la Encuesta de Miedos Americanos de la Universidad de Chapman 2016 encontró que la ansiedad al hablar en público era el temor personal más común (25.9% de los encuestados dijo padecerlo).

“Sin embargo”, aclara el psicólogo Amauris Ventura, “ya sea por el tipo de escenario, el momento, o simplemente porque activan mecanismos de evitación, muchos casos pasan desapercibidos o no son tratados como tal”.

Evitar las situaciones que te provocan ansiedad no resuelve nada. Por el contrario, puede complicarte las cosas.

Según Anthony Pérez, director de la Escuela Dominicana de Comunicación Oral (Edoco), la dificultad para hablar en público limita el desarrollo profesional, académico y social de muchas personas, ¡incluso de personas realmente brillantes y talentosas!

((Alteraciones

VIVIR CON PÁNICO ESCÉNICO

El miedo escénico genera alteraciones fisiológicas y conductuales, inhibe el comportamiento y la tendencia a la acción y la participación en las personas.

“Aunque en un gran número de personas algunos de los síntomas mencionados son normales, la situación se complica cuando son notorias las afectaciones en diferentes escenarios como el social, académico, laboral y emocional”, explica el psicólogo Amauris Ventura.

Supera el miedo a hablar en público

Existen oficios, como la comunicación social, el derecho y la enseñanza, que se fundamentan en el uso de la palabra. No obstante, profesionales de todas las áreas necesitan dominar el arte de hablar en público.

“La oratoria es un eje transversal en todo oficio, carrera o profesión”, afirma el maestro de oratoria Anthony Pérez.

“Todos los profesionales — añade el experto— deben saber comunicar”.

El ejecutivo de una empresa tiene que estar en condiciones y disposición de encabezar reuniones de trabajo, impartir charlas y conceder entrevistas a los medios.

El miedo escénico inhibirá su desarrollo, sobre todo en un mundo tan competitivo como el actual.

Líderes políticos, estudiantes y hasta miembros de iglesias también pueden ver limitado su crecimiento por el miedo a hablar frente a los demás.

Pérez cita el caso de jóvenes que desertan de la universidad porque les aterra hacer exposiciones en el aula, o de creyentes que anhelan compartir su fe, pero se cohíben por el pánico escénico.

Causas La terapeuta familiar Alma Portorreal tiene casi cuatro décadas de experiencia impartiendo charlas, pero para hacerlo de manera efectiva, estudió y practicó.

La especialista comenta que el miedo a hablar en público no se circunscribe al momento de pararse frente a un auditorio.

“Se da hasta cuando tienes que hablar delante de tu familia”, asegura.

¿Por qué tantas personas padecen este problema? Las razones varían. Incluyen la falta de hábito, el miedo a hacerlo mal, la incomodidad de convertirse en el centro de atención, experiencias negativas no superadas, la presión de querer que todo salga perfecto o que la persona simplemente no sabe cómo elaborar un discurso.

Esta fobia, explica además Portorreal, se relaciona con frecuencia con la timidez, el miedo y la baja autoestima. Pero hay buenas noticias: es posible superarla.

Preparación A la Escuela Dominicana de Comunicación Oral (Edoco) llegan muchos individuos interesados en superar el miedo a hablar en público. De hecho, según Anthony Pérez, director de la academia de locución y oratoria, esa es la motivación principal por la cual las personas se inscriben en los cursos.

“La oratoria se aprende como cualquier otra cosa en la vida”, afirma. “De eso estamos totalmente convencidos”.

Pérez señala que para aprender a hablar en público hay que prepararse en cuatro niveles diferentes: intelectual (implica enriquecer el vocabulario, dominar el tema del que se habla y aprender cómo articular un discurso), físico (cuidar la imagen, el aparato fonoarticulador y el lenguaje corporal), psicológico (cultivar una buena autoestima y hacerlo todo con amor) y humano (valorar a los demás y aprender a trabajar con ellos).

Técnicas útiles para superar el temor:

1. Comienza a aprovechar las pequeñas oportunidades de hablar en público que se presentan cada día. Así irás perdiendo el miedo hasta poder enfrentarte a auditorios más grandes.

2. Habla de aquello que sabes.

Documéntate bien. “Una de las cosas que causa más inseguridad es no estar empapado del tema”, dice Portorreal.

Otro consejo infalible: habla de algo que realmente te guste o apasione.

3. Organiza tus ideas principales y secundarias. Escribe y practica tu introducción y tu conclusión.

4. Ensaya tu presentación una y otra vez, en voz alta y en condiciones similares a las que habrá en el lugar donde hablarás. Si es necesario, hazlo frente al espejo o grábate.

“En gran medida, el éxito de un orador está garantizado en el ensayo”, considera Pérez.

5. Aprende ejercicios de relajación y respiración. Te servirán para calmarte antes de tu intervención y para que tu respiración no se note agitada al hablar.

6. Enfocarte en una o dos personas del público que tengan una expresión agradable en el rostro (que te sonrían o que asientan con la cabeza) te dará ánimo.

7. ¿Tienes miedo de mirar a los ojos al auditorio? Mira por encima de la frente de las personas: parecerá que las ves al rostro cuando en realidad no lo haces.

8. Vístete de forma adecuada para el lugar y la ocasión, sin sacrificar la comodidad.

9. De ser necesario, inscríbete en cursos de oratoria, estudia libros que aborden el tema o busca recursos en Internet.

Apoyo psicológico El miedo a hablar en público produce síntomas como ansiedad, taquicardia, sudoración excesiva, temblor de cuerpo, jaquecas, náuseas, desvanecimientos, afectación del tono de voz, olvidos y malestares estomacales.

Dominar las técnicas de la oratoria y hacer cursos te ayudará a superarlos (o, al menos, a controlarlos). Sin embargo, de acuerdo con el psicólogo Amauris Ventura, cuando experimentas síntomas psicosomáticos o cuando la ansiedad limita tu vida debes buscar asistencia psicológica.

“La terapia cognitivo-conductual está dando resultados excelentes en el manejo de esta sintomatología”, señala. “Por ello es aconsejable acudir al profesional, en este caso al psicólogo, ya que se debe realizar una exploración profunda para determinar los orígenes del padecimiento”.

Identificar y manejar las causas de la fobia social garantiza el éxito del tratamiento y la preparación para enfrentar nuevas eventualidades.

El psicólogo también te orientará y adiestrará en el manejo de técnicas para disminuir los niveles de ansiedad, mejorar tu autoestima y desarrollar confianza en ti mismo.

(+) ¿Y A TI? ¿TE HA AFECTADO?

A mí me pasó que tenía un lapicero de material reciclado (cartón) en la mano y se me desbarató por el sudor. Varias personas se dieron cuenta. ¡Quise morirme! No sabía qué hacer con la basura que generé en mi mano y apenas podía concentrarme en lo que debía hablar. Lo irónico es que hoy doy clases de expresión oral. El pánico escénico lo he superado con creces. P. R.

Cada vez que me toca hablar en un micrófono se me corta la voz, me falta el aire, me da taquicardia, sudo, se me aflojan las rodillas y me entra un ataque de tos como para disimular lo anterior. R. G.

Una vez me tocó representar ante un tribunal de trabajo a la empresa a la cual pertenezco, y las ‘canillas’ me temblaban al hablar ante el juez. Después aprendí a manejar esa situación y hoy no me aprieto ante nada ni nadie. El truco está en razonar antes lo que tengas que decir y no hablar lo que no debes para que no te metas para lo hondo. V. F.

Cuando era niña olvidé completamente un pensamiento de Juan Pablo Duarte en un ayuntamiento repleto de gente ante la cual debía recitarlo. L. P.

Cuando me inicié en la radio me dio un locutor amigo la oportunidad de dar la hora.

Se usaban unos discos de pasta de 45RPM que tenían un mensaje de entrada como: “Tal producto te da la hora” (en un jingle), un espacio, el locutor daba la hora, y luego venía la terminación de la grabación musicalizada. Sencillamente, la voz no me salió, y sin haber dado la hora, la grabación terminó diciendo algo como: “¡Esa es la hora de Brugal! C. M.

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