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ARTE

Lo que esconden las estatuas Vivas

Actores comentan cómo se preparan antes de interpretar un personaje. Implementan varias técnicas para estar relajados.

¿Te has preguntado alguna vez cómo se crean las estatuas vivas? Para hacer estos personajes, que cada día se ven con más frecuencia en la Zona Colonial de Santo Domingo y en otros espacios, los actores o aficionados que se dedican a este tipo de arte de calle tienen que desarrollar técnicas físicas y mentales para tener el cuerpo listo para trabajar por cuatro o cinco horas sin moverse, y preparar un buen discurso, en caso de que vaya a hablar para animar su presentación.

En estos puntos coinciden Gillermo Liriano y José Luis Fersola, actores involucrados en este movimiento que han ido más allá de solo presentar un personaje, y se han dedicado a impartir talleres en barrios y pueblos del país para dar a conocer este arte que poco a poco se ha popularizado en muchos países del mundo.

“Dentro de las técnicas que debe desarrollar quien se dedica a este oficio está la dilatación del cuerpo, que se basa en una respiración pausada, no exaltada. La inmovilidad la vas tomando con práctica. Y en el momento en que el actor dice un texto, es en el que aprovecha para moverse, pestañear y respirar a mayor ritmo”, explica Liriano, quien desde 2009 realiza en el país el Festival de Estatuas Vivas.

Además, agrega Fersola, para hacer de estatua humana se practica yoga, relajación, la espiritualidad y tai chi.

Otro punto a tomar en cuenta es el maquillaje y el vestuario que utiliza.

Para pintarse el rostro o la piel, aunque todo dependerá del personaje que interpreten, se utiliza maquillaje profesional, pigmentos vegetales y “hasta betún de zapato”, comenta cómicamente Liriano.

También, dice, hay polvos para mosaicos que no son tóxicos para la piel y vienen en varios colores.

Pero más allá del traje, la preparación y la técnica adquirida, hay algo que se esconde: la experiencia personal de quien interpreta el personaje.

¿Qué siente el actor? “Al principio es molestoso. Todavía siento poder cuando estoy de estatua, siento miedo, el cuerpo inmóvil. Y el día que deje de sentirme así estaré muerto como creador. Lo que más me gusta es la interacción con el público”, resalta Fersola, quien asegura que solo en el país las estatuas vivientes preparan un diálogo para entretener al público.

Agrega que cada presentación es diferente y la sensación también puede ser distinta.  

Para Liriano hacer de estatua es una práctica de concentración que se pone a prueba en cada momento.

“Una vez en una feria celebrada en un supermercado una chica del público me tocó, pero no por eso salí de mi personaje. Luego le dije que esas cosas no se hacen, que las estatuas son para apreciarlas”, explica el actor.

 En la concentración influye, dice, el cuidado que tengas antes de una presentación, “porque cada vez que uno se va a preparar para esto hay que estar vacío, no solo de mente sino también de estómago, no se puede comer abundantemente dos horas antes de la presentación, por ejemplo”.

Pero la experiencia de Liriano no ha sido la única, según Fersola, una vez discutió con una persona porque lo había tocado. “Después entendí que esto era algo nuevo para el público, y ya la gente se ha sumado a este movimiento”. 

Las estatuas han crecido en RD Las estatuas vivas empezaron a verse en Santo Domingo en la Feria del Libro de 1998, luego de que el venezolano César Ruiz impartiera un taller para actores y actrices de Bellas Artes.

“Eso creó un revuelo tan grande (las estatuas) que en la feria se vio como un atractivo y siguió haciéndose. Quienes se prepararon con César Ruiz fueron reproductores de este arte, entre ellos estaban los actores Carlota Carretero y Basilio Nova”, explica el actor José Luis Fersola.

Pero luego que terminaba la Feria del Libro no se veían más estatuas y el movimiento estaba estancado, explica Fersola.

“Ahí es cuando llega otra fase en la que este tipo de arte callejero se empieza a ver en actividades y en las calles, aunque seguían siendo estatuas clásicas, que no se movían ni decían un discurso. Un tiempo después empezamos a hacer estatuas de movimiento, a tener un discurso para atraer y entretener más al público”, sostiene el actor, quien se inició en este movimiento en 2005.

Y fue en 2009 cuando Gillermo Liriano creó el primer Festival de Estatuas Vivas, el cual arriba este 2017 a su octava versión y se celebrará el 22 y 23 de septiembre.

Según Liriano, “en estos años de festival nunca hemos tenido ningún problema con el público, la gente ha sido muy respetuosa, aporta monetariamente y hay una dinámica festiva”.

El inconveniente mayor que tiene el festival es el poco apoyo que recibe por instituciones del Estado, de las que aún espera respuesta de la ayuda solicitada el año pasado.  

Formación Liriano y Fersola coinciden en la idea de que el Estado debe invertir y preocuparse más por este tipo de arte, el cual ellos han llevado a Tenares, San Francisco de Macorís, Haina, La Romana, entre otros municipios; así mismo, se han introducido, de manera separada, en varios barrios de la capital.

“En el país deben existir academias dedicadas a este arte. No importa quién imparta las clases, lo que cuenta es que haya formación”, concluye Fersola.

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