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VIDA VERDE

Reef Check RD: 10 años de conservación marina

El biólogo marino Rubén Torres, fundador y presidente de la fundación, resume parte del trabajo que realizan en el monitoreo y protección de los recursos costeros marinos

El consumo de pez león, el respeto por los períodos de veda, los datos que reflejan el estado de los arrecifes coralinos y la sostenibilidad de los recursos costeros son hoy temas cotidianos para el dominicano que le deben mucho a una fundación que cumple 10 años dedicada a la conservación marina: Reef Check República Dominicana.

Rubén Torres, su fundador y presidente, resume una década de logros entre los que destacan haber documentado de forma científica la condición de los recursos marinos dominicanos; dar información que no existía antes sobre esos recursos “que por estar debajo del agua nadie los veía y a pocos les interesaba” y concienciar sobre el tema dando la voz de alarma de que son recursos importantes no solo para el que pesca y come pescado, sino para la biodiversidad y para el hotelero que “vende playas de arena blanca como materia prima”.

¿Cómo lo hicieron? La fundación se formó luego de que Reef Check International visitara República Dominicana cuando la Asociación de Hoteles La Romana-Bayahíbe se interesó en obtener la certificación Bandera Azul y esta exigía a los hoteles hacer un conteo y estudio de los arrecifes cercanos.

Torres, que para entonces trabajaba en el Acuario Nacional, se involucró en los proyectos de Reef Check, programados para tres años. Al terminar, surgió la idea de crear una organización sin fines de lucro local que continuara este concepto. Y así surgió Reef Check República Dominicana.

Entre ambas instituciones existe un acuerdo de colaboración pero la local es totalmente independiente, dice Torres. “Eso es bueno en el sentido de que las decisiones se toman aquí localmente según lo que nosotros creemos necesario para República Dominicana”.

Según datos del Instituto Mundial de los Recursos (WRI, en inglés), se estima más de 116 millones de personas viven dentro de los 100 kilómetros de las costas del Caribe y más de 25 millones de turistas visitan al año la región. Sin embargo, señala Torres, casi dos tercios de los arrecifes de la región están directamente amenazados por las actividades humanas y según el WRI esto representa pérdidas económicas de entre 350 y 870 millones de dólares.

Hace 20 años, expresa Torres, Reef Check International inició trabajosa nivel mundial con estudios de la situación de los corales, con el giro de que se capacitaban personas no científicas.

“Nació como un método de contar peces y corales lo suficientemente sencillo que pudiera ser implementado por gente no científica, pero lo suficientemente científico que los datos sean válidos. Ese proceso lo continuamos aquí. Cuando terminó el proyecto, ya se había entrenado un grupo personas que iba aquí y allá a contar los peces y los corales”.

Compromiso y resultados Los primeros trabajos de conservación y pesca sostenible de Reef Check RD se implementaron en el Parque Nacional Submarino La Caleta, un sitio legalmente protegido, pequeño, cerca de la ciudad y con gran potencial para el buceo, la pesca y el turismo. De acuerdo con Torres, muchos factores permitían un futuro manejo eficiente en este lugar de 12 kilómetros cuadrados y una profundidad aproximada de 20 pies de fondo arenoso, con cinco barcos hundidos en sus aguas.

“Entendimos que aunque es necesario el trabajo a nivel nacional, si uno se enfoca en tanto terreno no logra hacer un impacto fuerte, y lo primero que buscábamos entonces era demostrar que sí se podía tener más peces en el agua y dar trabajo a los padres de familia al mismo tiempo”.

Todo eso se documentó científicamente, cuenta el biólogo marino. Los números reflejaban que los peces iban aumentando y que los pescadores obtenían más ingresos del turismo.

En La Caleta, que se seleccionó para enfocar en un sitio todos los esfuerzos y los pocos fondos que llegaban para que sirviera de modelo para otros lugares, se demostró que sí puede haber un desarrollo ecoturístico que integre a las comunidades costeras, explica Torres a LISTÍN DIARIO.

“Los pescadores eran lo que hacían el transporte de los buceadores. Había una serie de ecuaciones que podían facilitar el trabajo de los pescadores a la industria turística de buceo que demostrara que al reducir la pesca los peces podían volver. Demostramos que sí puede haber una inclusión de la sociedad en el desarrollo digamos turístico del país basado en recursos costeros y marinos; lo que pasa es que dar a conocer que eso es posible ha tardado 10 años, y tenemos todavía mucho trabajo por hacer”.

La institución ha tenido presencia o ha intervenido en proyectos de conservación en casi toda la costa dominicana: Pedernales, Palmar de Ocoa, Boca Chica, La Romana, Isla Catalina, Bayahíbe, Isla Saona, Bávaro y Punta Cana, la Bahía de Samaná, Gaspar Hernández, Puerto Plata y Montecristi.

¿Qué hacen, además de monitorear los peces? Detectar el estado de los arrecifes, analizar los impactos de las actividades humanas en las costas y promover posibles soluciones: si hay sobrepesca se trabaja con los pescadores y las cooperativas sobre pesca sostenible; si hay problemas de buceo porque los barcos tiran el ancla sobre los corales, se instalan boyas permanentes; si un desarrollo turístico masivo ha quitado manglares, se trata de restaurar la playa, por ejemplo, y también el arrecife.

“Se ha trabajado mucho y ya se están viendo los resultados, resultados que a veces son difíciles de entender. Pero que vayas a un restaurante y que un camarero te diga que no hay lambí porque está en veda es un paso grandísimo comparado con 5 o 10 años atrás”.

Todo se ha logrado formando alianzas con ministerios, instituciones gubernamentales, otras fundaciones y la ayuda del sector privado. Para no duplicar esfuerzos, Torres explica que buscan aliados que ya están en la zona (comunitarios, pescadores y juntas de vecinos).

Colaboraciones Reef Check RD no recibe subsidio del gobierno. Los proyectos se gestionan con donaciones, programas de recaudación de fondos como “Adopta un coral” y la tradicional fiesta “Al ritmo de los corales” (celebrada el pasado martes) y aplicando con propuestas para fondos internacionales.

“Lo hacemos de esta forma para no poner en riesgo el éxito del trabajo. Si la ayuda oficial llega en algún momento será bienvenida, porque estamos trabajando en temas de sociedad, de uso público, de recursos de los que nadie es dueño. Estamos trabajando por un bien común para la sociedad dominicana y en términos regionales, y lo estamos haciendo de corazón; por eso tenemos que buscar recursos de muchísimas formas, asegura Torres”.

El biólogo comenta que cualquier cooperación y alianza es bienvenida, desde una persona que tome fotos submarinas, una ong que trabaje el tema, una academia que tenga un programa relacionado o que quiera comenzar a educar al respecto o un donante que quisiera aportar fondos como parte de su programa responsabilidad social.

Consumo responsable RCRD también se ha dedicado a promover el consumo sostenible de pescados y mariscos. Para integrar y motivar a los restaurantes, creó la certificación gastronómica Aqua Check, una marca con la que la institución reconoce a un restaurante como un establecimiento que respeta la veda, que no vende pez loro ni tiburón (“acciones que no son ilegales, pero que asumen de manera voluntaria”, dice Torres) y que no usan decoración marina en sus locales.

“Esos caracoles que se ven bonitos en una lámpara fueron retirados de una playa. En la playa, esos caracoles se trituran y se convierten en arena. No es que los ambientalistas le queremos hacer la vida imposible a nadie, es que poco a poco te estás llevando arena de algún sitio”.

Con el proyecto “Promoción del consumo responsable de especies marinas”, la fundación recibió el año pasado el premio “Programa de Donativos para la Conservación y el Medio Ambiente”, de Ford Motor Company.

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