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FOLCLOREANDO

Mis andanzas III

El lunes, antes de irme para Down Town fui a una de las oficinas de UPS, en Alto Manhattan y resulta que los empleados no hablan español en una comunidad de latinos, ¿por qué?, ¿lo saben los jefes?, ¿es una forma de hacerle la vida imposible al que llegó con las hojas verdes en la cabeza? Volviendo a Down Town, en ese viaje en tren aprendí que la única forma que nos orientamos es cuando estamos solos; y la ruta la hice sola hasta la 145. Ya sé ‘bandeármela’ en tren y en guagua, ojalá no se me olvide para el próximo año. El martes siguiente me fui a Puerto Viejo, en Brooklyn, para juntarme con Maritza Abreu, que es la mercadóloga de este restaurant que sirve comida dominicana; preparan una sangría deliciosa, hay ‘Happy Hours’ varios días a la semana, y sus picaderas y demás platos son deliciosos. Lo más interesante es que, además de Maritza están al frente del establecimiento su madre Cristina Abreu, su padre y sus dos hermanos. El miércoles me dirigí a Jackson Heigts en compañía de Liria Báez para juntarme con Dulce Modesto, una amiga de infancia de mi hermana Milagros, para ir de compras por donde los indios y tomar fotos de las vestimentas hindú. Algo que observé es que la gente que emigra marca su territorio y es ahí donde se han establecido los indios para vender sus mercancías, entre ellas el sari y las túnicas. Los artículos africanos los encuentra en Harlem. El jueves fui invitada junto a Liria por el ex-embajador ante las Naciones Unidas, Erasmo Lara, para degustar una cena árabe, preparada por él y su esposa Elizabeth Lara. Una cena sencilla y deliciosa que degustamos mientras conversábamos y nos deleitábamos desde su apartamento, observando la hermosa vista de Midletown. El viernes me la pasé ‘manhatiando’, despidiéndome de mi gente, de Luisa Bello, por teléfono, de la comadre Carmen, de “Easy Shopping” y no me dio el tiempo para comunicarme con Zaida Corniel ni con Alexandra Deñó.

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